La carne
20 de agosto de 2020
Todos los días se matan en New York cuatro millones de patos,
cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes,
un millón de corderos
y dos millones de gallos
que dejan los cielos hechos añicos.
¡Ay! que la carne es triste y todo lo he leído.
Todos los caminos son de carne.
Algunos te llamarían caricatura,
los que no entienden, ebrios amantes de la carne,
la elegancia sin nombre del armazón humano.
¡Tú respondes, gran esqueleto, a mis gustos más queridos!
Velad y orad para no caer en la tentación; el espíritu está pronto, pero la carne es flaca.
y dos millones de gallos
que dejan los cielos hechos añicos.
Federico García Lorca: «Nueva York (Oficina y denuncia)»
Poeta en Nueva York
¡Ay! que la carne es triste y todo lo he leído.
Stephane Mallarmé, Brisa Marina
Todos los caminos son de carne.
Edmond Jabès, El libro de las preguntas
Algunos te llamarían caricatura,
los que no entienden, ebrios amantes de la carne,
la elegancia sin nombre del armazón humano.
¡Tú respondes, gran esqueleto, a mis gustos más queridos!
Charles Baudelaire: «Danza macabra», Las flores del mal
Velad y orad para no caer en la tentación; el espíritu está pronto, pero la carne es flaca.
Evangelio según San Mateo, 26.41
Movimientos de ganado en el matadero: cerdos 11.543, vacas 2.016, terneros 920, corderos 14.450. Un golpe y zas, al suelo «Los cerdos, las vacas y los terneros son sacrificados. No hay razón para ocuparse de ellos. ¿Dónde estábamos? ¿Dónde?»
Alfred Döblin, Berlín Alexanderplatz
Y todo se confundía en aquella mirada de sueño: los cuerpos desnudos, los dedos que abrían la carne, mi angustia y el recuerdo de la baba en los labios; nada que no contribuyese a ese deslizamiento ciego hacia la muerte.
Georges Bataille, Madame Edwarda
En el principio era el verbo, y el verbo estaba en Dios, y el verbo era Dios... Y el verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
Evangelio según San Juan, 1, 1, 14
Amigos míos, dijo nuestro anfitrión, os he prevenido de que aquí sólo me alimentaba la carne humana; no hay ninguno de los platos que veis que no lo sea (...) todos las carnes están hechas para sustentar al hombre, todas nos son ofrecidas a este efecto por la naturaleza, y no es más extraordinario comer a un hombre que un pollo.
D. A. F. de Sade, Juliette
En Creación. Estética y teoría de las artes
Número Tres. Mayo de 1991 [Sin mención de traductores]
Revista publicada por acuerdo entre el Instituto de Estética y Teoría de las Artes
y Julio Ollero Editor
Madrid, 1991