Wallace Stevens (1879-1955) - Trece maneras de mirar a un mirlo (bilingüe)

27 de noviembre de 2014





1

Entre veinte cerros nevados
lo único que se movía
era el ojo de un mirlo.


2

Yo era de tres pareceres,
como un árbol
en el que hay tres mirlos.


3

En el viento de otoño giraba el mirlo.
Tenía un papel muy breve en la pantomima.


4

Un hombre y una mujer
son uno.
Un hombre y una mujer y un mirlo
son uno.


5

Yo no sé si prefiero
la belleza de las inflexiones
o la belleza de las insinuaciones,
si el nido silbando
o después.


6

El hielo cubría el ventanal
de cristales bárbaros.
La sombra del mirlo
lo cruzaba de un lado a otro.
La fantasía
trazaba en la sombra
una causa indescifrable.


7

Oh, delgados hombres de Haddam,
¿por qué imagináis pájaros dorados?
¿No veis cómo el mirlo
anda entre los pies
de las mujeres que os rodean?


8

Conozco nobles acentos
e inevitables ritmos lúcidos;
pero también conozco
que el mirlo anda complicado
en lo que conozco.


9

Cuando el mirlo se perdió de vista
señaló el límite
de un círculo entre otros muchos.


10

Al ver mirlos
volar en la luz verde,
hasta los charlatanes de la eufonía
gritarían agudamente.


11

Viajaba por Connecticut
en un coche de cristal.
Una vez le entró el miedo,
por haber confundido
la sombra de su equipaje
con mirlos.


12

El río se mueve.
Estará volando el mirlo.


13

Toda la tarde fue de noche.
Nevaba,
iba a seguir nevando.
El mirlo se detuvo
en la rama del cedro





Thirteen ways of looking at a blackbird


I

Among twenty snowy mountains,
The only moving thing
Was the eye of the blackbird.


II

I was of three minds,
Like a tree
In which there are three blackbirds.


III

The blackbird whirled in the autumn winds.
It was a small part of the pantomime.


IV

A man and a woman
Are one.
A man and a woman and a blackbird
Are one.


V

I do not know which to prefer,
The beauty of inflections
Or the beauty of innuendoes,
The blackbird whistling
Or just after.


VI

Icicles filled the long window
With barbaric glass.
The shadow of the blackbird
Crossed it, to and fro.
The mood
Traced in the shadow
An indecipherable cause.


VII

O thin men of Haddam,
Why do you imagine golden birds?
Do you not see how the blackbird
Walks around the feet
Of the women about you?


VIII

I know noble accents
And lucid, inescapable rhythms;
But I know, too,
That the blackbird is involved
In what I know.


IX

When the blackbird flew out of sight,
It marked the edge
Of one of many circles.


X

At the sight of blackbirds
Flying in a green light,
Even the bawds of euphony
Would cry out sharply.


XI

He rode over Connecticut
In a glass coach.
Once, a fear pierced him,
In that he mistook
The shadow of his equipage
For blackbirds.


XII

The river is moving.
The blackbird must be flying.


XIII

It was evening all afternoon.
It was snowing
And it was going to snow.
The blackbird sat
In the cedar-limbs.




















Versión de Raúl Gustavo Aguirre
El movimiento Poesía Buenos Aires, 1950/1960
Buenos Aires, 1979
Foto Wallace Stevens 1954 © Bettmann Corbis








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