Esteban Peicovich: «Adiós al padre»

5 de septiembre de 2007



Padre mío que estás en el polvo
hágase la voluntad de mamá: dame tus huesos.
Tu lápida te murió aquel mayo del 62
pero fue hoy tu derrumbe
hoy la fecha de tu racimo roto, de tu occipital yorik
de tu fémur yorik, en mi mano.

Empezó a suceder cuando María bordó la A de Andrés
en la bolsa de pan de tu después,
en la lluvia de talco,
en el tren en que viajé hacia vos
en el preamanecer de Plaza Constitución
en la ciudad de Lima que era Buenos Aires:
ciego de pie podrido, enano fumador,
la poca luz, el frío.

Padre de átomos que estás en el polvo
hubo que hacer su voluntad: quedaron huesos.
Entró en otro tiempo la costumbre:
vos hacia vos, nosotros hacia acá.

Padre de átomos que estás en el polvo
ese obrero llegó en su bicicleta,
faja negra, toscano, pico, pala, una conversación.
Dijo: "desentierro dos por mañana y es bastante"
Luego se inclinó sobre tu apagado pecho aquel
trayéndote del fondo de lo negro
hundiendo el pico hasta ese lunes del 62.

Padre de átomos que estabas en el polvo
levantamos tus brazos
la última tranquilidad de tus manos,
ese desorden marrón, y uno a uno, tu cuerpo.
La redondez de tu cabeza llegada de Europa
los antiguos lugares de tu voz,
el dónde de tus ojos.

Padre de átomos,
después del sol y el barro, nos fuimos a beber
con tu gran mano posada como pan en la mesa
y tu ceniza alzada y encendida
como una risa de tres.

Voluntad de mamá, padre mío.
Ya no estás en el polvo.





En Instrucciones al pavo real, 1993
Imagen: EP en su casa Fuente 




1 comentarios:
Unknown 22 de diciembre de 2021, 10:33 a.m.  

Gracias por recordar,pasarlo por el corazón. Su creación su propia escuela.

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