Elías Canetti: La muerte de Moliere
22 de julio de 2010
No puede dejar la representación; los grandes papeles que él hace y el aplauso que por ello recibe de la multitud que llena el teatro suponen demasiado para él. Sus amigos le piden una y otra vez que deje la actuación, pero él rechaza estos bienintencionados consejos. El mismo día de su muerte declara que no puede quitarles su paga a los actores. En realidad, lo que a él le importa es el aplauso del público, parece que sin él no puede vivir. Lo curioso es que el día de su entierro una multitud de enemigos se agolpa ante su casa, el negativo de aquella multitud que acudía al teatro. Está formada por gente de mentalidad clerical; sin embargo, como si supieran que, de un modo misterioso, tienen que ver con aquella multitud que antes aplaudía, permiten que se les disperse echándoles dinero. Es la devolución del dinero de las entradas.
La provincia del hombre
Trad.: Eustaquio Barjau
Madrid, Ediciones Tauro, 1982