Marosa di Giorgio – El mar de Amelia, 15

19 de mayo de 2009




Quedaron abiertas todas las puertas y ventanas. Frente al oscuro bosque. Y ya andan los asesinos, los ladrones, los muertos y las máscaras.
Estoy tendida y tiemblo. Papá, ¿no vienes? Si hablo, se acercan todos. Si grito, van a entrar volando. Tú te das cuenta, y acudes en puntas de pie, te sientas a mi lado, dices: –No hay nadie. No hay nada.
Pero bien sabes que no es así. Y vuelves, disimuladamente, a tu lugar.
Y, entretanto, qué cerca se vino el jardín de las manzanas. Y esos terribles pájaros, cuadrados, planos, sin cabeza, con el rabo como un lazo, que brillan igual que el sol. Si entra uno me muero.
No sé cómo quedaron abiertas, otra vez, todas las puertas y ventanas. Papá, ven un instante, mientras, lejanamente, entre cerrados lobos, el día se abre paso.




Transcripción de Los papeles salvajes, tomo II
Buenos Aires, Adriana Hidalgo editora, 2000

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