Israel Eliraz (Jerusalem, 1936) - Aquí es otro Levante
19 de mayo de 2009
1
Qué hago
con el blanco aquí
en el duro extremo de Asia
que todo el tiempo nace y estalla
de la cal del monte ondulado?
Y con quien dice
por quién sabe cuán enésima vez:
"Así ha sido aquí
desde siempre"
y no explica el "desde siempre",
se levanta, cierra y la puerta
queda abierta tras él
2
Aquí es otro Levante.
No te agaches debajo, no
cruces encima, no
cierres el ojo puesto
en el ojo del valle
que lleva la materia
heroica que se parte
sola hacia tus propios adentros.
Mantente en pie completamente quieto
como a medio salto
y si tiendes la mano
a los pequeños sucesos
no digas más: cuando era niño, cuando hubo un incendio.
"Aprende del mundo
verde cuál es tu lugar"
3
Un hombre pasa y dice
una palabra
o
dos y toca
la madera encerrada
en el árbol
ardiente que le persigue
asiendo sus ropas.
El hombre canta y el joven canta. El hombre llora,
por quién llora el hombre?
Eso es, en realidad, lo que hay
y hay silencio
que es la astucia del Levante
lleno de oídos como estera de fuego.
Es el silencio galileo que sobrevino
después del hombre
que nos dijo algo
sobre el mundo y sobre nosotros y pasó
haciendo un camino en el que no
pensamos antes
4
La pendiente anárquica
próxima a Pqui'ín proyecta
formas de las que no pueden
hacerse vigas para una nueva religión.
Las cabras se acercan a
la mesa puesta y comen
todo, hasta mi mano
tendida hacia ellas,
y remueven piedras cubiertas
y se hartan de este mundo.
Dicen que se ha visto a un tigre sabio
bajar por un rato, subir
y desaparecer en la cantera como si
fuera una franja de luz.
Una hora después:
la hierba todavía está inquieta.
5
Y qué sugieres tú
fuera de entrar
en el lino de los detalles
y salir?
Mirar
con el lápiz en la mano
(sin saber si estoy adentro o afuera)
como un niño que trastorna
el mundo de mañana
en busca de sus zapatos
debajo de la cama.
Y este movimiento blanco no tiene
en qué hacer pie sino
en el rayo de virtuosidad
del ángulo del ojo que nos señala rumbo
y la mano con las cinco
cosas se aferra
a sí misma como a borde del despertar
6
Ahora, en estos mismos
días, es tiempo de preguntar:
Hasta dónde en esta viva
claridad que se pierde
debemos llegar, entre
lo terreno y lo eterno,
para saber
que llegamos?
Qué es esa cosa blanda, callada,
sin nombre, que hace
del movimiento del fuego en el aire
ojo, boca, anuncio
a espaldas polvorientas del blanco Levante?
De volver a preguntar:
"Y qué, con respecto a esta luminosa tierra?"
Traducción: Esther Solay-Levy
Fuente: http://www.mfa.gov.il/