Thomas Bernhard: «In hora mortis»
28 de septiembre de 2019
I
Salvaje crece la flor de mi cólera
y todos ven cómo la espina
atraviesa el cielo
y gotea la sangre de mi sol
crece la flor de mi amargura
de esta hierba
que lava mis pies
mi pan
oh Señor
la flor necia
que se ahoga en la rueda de la noche
la flor Señor de mi trigo
la flor de mi alma
despréciame Dios
estoy enfermo de esa flor
que se abre roja en mi cerebro
sobre mi pena.
Mis ojos me atormentan Señor
y el tormento convierte mi corazón
en un mirlo
que no canta
y mi escritura en el cielo
en extraña a la hierba
oh Señor me atormenta la estrella
que atraviesa a nado mi sueño
con muerte y mañana de alma pura
Señor mis ojos ven lo que te inquieta
y a mis hijos lleva lágrimas a la sangre
oh Señor mis ojos ven la casa del albañil
y el dolor del mundo exactamente
y no saben qué hacer
como el árbol en invierno
que me derriba en silencio
mi palabra mi dicha mi llanto.
No conozco ya calles que lleven afuera
no conozco ya calles
ven a ayudarme
ya no sé
lo que puede acometerme
esta noche
no sé ya que es la mañana
ni la tarde
estoy tan solo
oh Señor
y nadie bebe mi pena
nadie está junto a mi lecho
y se lleva mi tormento
y me envía a las nubes
y ríos verdes
que ruedan al mar
Señor
Dios mío
estoy expuesto a las aves
al sonido de la hora que estallando
hiere mi alma
y quema mi carne
oh Señor en mi palabra hay tinieblas
la noche que golpea mis peces
bajo el viento
y montañas de tormento negro
oh Señor préstame oído
no quiero aguantar ya solo las náuseas
y este mundo
ayúdame
estoy muerto
y como una manzana
ruedo al valle
y tengo que asfixiarme
bajo la leña del invierno
oh Dios mío no sé ya
adónde me lleva el camino
no sé ya qué es bueno o es malo
en los campos
Señor Dios mío soy débil y pobre
en los miembros
mi palabra arde en tristeza
por ti.
Hay inquietud en las hierbas
las cabañas están llenas de inquietud
me golpea la campana Señor
Dios mío
salvajes son las palomas
inquieta también la luna
y su hoz penetra en mi carne
Señor también hay inquietud en el establo
y al borde de los arroyos
que no evitan la nieve
Dios mío también
el árbol y el pez
están llenos de inquietud.
II
Disgregación Dios mío
que ante el templo
reduce mi tormento a polvo
Señor Dios mío estoy destrozado
triturado ya con hojas
y raíces
destrozado con piedras
destrozado en los campos
los celos me destrozaron
amando
y me salpicaron de sangre
destrozado
no puedo soñar
nadie sueña
no puedo estar ante ti
estoy destrozado en esta época
que me clava en el corazón su cuchillo
oh Señor que me hace arrodillarme en la nieve y el hielo
para una plegaria
y la clemencia del cielo lejano
Señor dame pan y vino
y déjame morir ahora
y flotar en el viento.
Tu voz será mi voz
en la amargura
tu voz que sacude el morir
en surcos rígidos
que me destroza
oh Señor de noche y miedo mi plegaria pisotea
el sol
y la luna
tu voz es mi voz
Señor estoy en ti
aplastado en mi tormento
que me enciende los ojos
de forma que Dios mío ardo en el fuego
de tu cólera
que hunde su aguijón
en mi cerebro de sangre.
A la derecha está el diablo
Señor que me destroza el miembro
y me llena el cerebro
de piedra hierba y fatiga
largo invierno
Señor
en la carne que clama a ti
en el polvo quiero buscarte
júzgame Señor
hace mucho estoy dispuesto
destrózame Dios mío
y no me dejes solo
no puedo descansar en el lecho
no hay sueño que me invada
oh Señor
aniquílame
no me dejes solo ya
no ahora
en este momento
no en la decadencia de la luna
y no Dios mío
antes de las doce.
Veo Señor lo que ahora tengo que ver
esa mañana que no quiere
el tormento ni mi cama
en donde nieva
oh Señor
que no quiere mi plegaria
y devora mi queja
en las espaldas de estrellas cansadas
de campos feraces
de patios oscuros
que abre mi tumba
que me mata con un hacha
oh Señor
el hombre sólo ama
el hacha
y no bebe las canciones como sangre
y muerte en la colina verde
más alto
que el mar
oh Señor
quiero ver lo que ahora ha de venir
mi muerte Señor
y mi desvanecerme en lágrimas.
¿Cuándo Señor se convertirá mi carne
y esa muerte fría en el invierno
noche y fatiga
pedregoso y helado
en las flores del viento puro
la enfermedad
de mis canciones
la enfermedad de estos versos
en las gotas de rocío de verdes colinas?
Señor
¿cuándo será libre
mi muerte más cerca
de tu alma
que tanto me aflige?
¿Cuándo mi camino
que comenzó alegre en la nieve
se abrirá en la lluvia de ángeles petrificados
Señor
en el viento mi tumba?
¿Por qué temo mi envejecer
mi muerte que me acomete
el grito?
Tengo miedo Señor
tengo miedo de mi alma
y del día que se apoya en el muro
y me sierra en dos
oh Señor
tengo miedo
tengo miedo ya de la noche
que está ante los pueblos
y detrás de la casa
que aúlla en las vacas
y baila con las estrellas
oh Dios
tengo miedo
de ti
y de la tristeza
que me destroza la boca
tengo miedo Señor
de mi tumba
y de mi destino en la oscuridad
y de la muerte Señor.
La muerte es clara en el arroyo
y salvaje en la luna
y clara
como la estrella del atardecer tiembla
extraña ante mi puerta
la muerte es clara
como la miel en agosto
tan clara es esa muerte
y me es fiel
cuando llega el invierno
oh Señor
envíame una muerte
para que tenga frío
y el lenguaje me venga en el mar
y cerca del fuego
Señor
la muerte ataca de noche el tronco del árbol
y el sueño de muchos mirlos
en las tinieblas.
III
Señor que no miente ya
oh Señor
que pronuncia mi nombre
y bendice la debilidad de mis canciones
Señor
y la amapola de mis ojos
la tristeza
oh Señor
que me dice cuándo
habré de morir
y dónde
y cómo
y sobresaltado por el vuelo de los ángeles
oh envía Señor
los granos
como tú los has sembrado
a los pobres
que se resguardan
ante fríos graneros
y tienen frío
Señor.
Despierta
despierta
y óyeme
estoy en ti Dios mío
despierta
y escúchame
estoy solo contigo
reducido hace tiempo a cenizas
y muerto en la piedra
que no me da ningún fuego
despierta
y escúchame Dios mío
de tanta helada estoy ya cansado
y triste
porque mi día se marchita
y no volverá
lo que era
oh Señor
tengo frío
mi dolor no tiene fin
la muerte
me llegará pronto.
¿Dónde estás Señor y dónde
mi felicidad?
Mi consuelo
y la cifra de mis ojos acabó
Dios mío
la mañana vino y se fue
fatigosamente
dónde está lo que ya no soy
y dónde el sueño
y el dulce perfume de los miembros
miel
hojas
y viento
del monte de los olivos
Señor
Dios mío
que me describe la luna
hacia medianoche.
El tiempo se ha extinguido
oh Señor
mi palabra que vino amarga
y sombría
Señor
demasiado sombría para el mundo
se ha extinguido mi tormento
se ha apurado mi hambre
y mi corazón en noches
aradas
por el arado de las canciones
el tiempo no tiene fin
pero está lleno de la miseria de los sueños
y no me quiere
en mi piedra del morir.
Mañana Señor estaré contigo
y lejos del mundo
que no me necesita
y que no siembra mi trigo
ni mi pena
que me ha engañado
oh Señor
Dios mío
ahora quiero estar alerta
ante mi muerte
y ante la lluvia
Señor
que ahora me lava
por miedo
mi primavera crece
de este invierno
Señor
la adormidera me gotea de jarros
negros
que hace tiempo son ceniza.
IV
Quiero rezar en la piedra ardiente
y contar las estrellas que nadan
en mi sangre
Señor
Dios mío
quiero ser olvidado
ya no temo el día
que vendrá mañana
ya no temo la noche
que me tolera
Señor
Dios mío
ya no temo
lo que pueda venir aún
mi hambre se ha aplacado ya
y el tormento negro
ha sido apurado.
Quiero alabarte Dios mío
en el abandono
y todo miedo se borra
y toda muerte me regala la luz de mis ojos
Dios mío te alabo
por mucho que el tiempo dure
no estaré ya solo
estaré contigo
y alegre
las aves han revoloteado en vano
negras
y otra vez
negras
la cifra revienta
la luna grita
pero yo
ya no soy.
Señor haz que olvide
mi alma
y el tormento de mis ojos
y el puñal de los labios cansados
y el fuego verde de cabañas lejanas
el hocico de cada charca
que olvide
Señor
Dios mío
el día
que me divide el grito
que di y el paso de muchas aves
mi cólera está en pedazos
y libre mi sangre
en torrentes.
Las aves ay las aves
negra la noche
mi sangre
oh Señor
han sido trinchadas
todas las aves
grito que amarillo
quema la lengua
trinchadas
ay en sangre
los cuchillos Dios
bebo mi carne
los cuchillos
hace tiempo están muertos
mi rojo
mi verde
mi aguijón pincha
trinchado
ay
trinchado
ay
trinchado
ay
ay
ay
mi
ay.
En In hora mortis - Bajo el hierro de la luna
Título original: In Hora Mortis / Unter dem Eisen des Mondes
Thomas Bernhard, 1958
Traducción: Miguel Sáenz
Imagen: Busto de Thomas Bernhard, por Lucie Geffré