Wallace Stevens: El poeta está siempre al sol
11 de abril de 2012
Soldado, hay una guerra entre la mente
y el cielo, entre el pensamiento y el día y la noche.
Por eso el poeta está siempre al sol,
remienda la luna en su habitación y la cose
a sus cadencias virgilianas, arriba abajo,
arriba abajo. Es una guerra que nunca acaba.
Sin embargo depende de la tuya. Las dos son una.
Son un plural, un derecha e izquierda, un par,
dos paralelas que se encuentran aunque sea solamente en
el encuentro de sus sombras o que se encuentran
en un libro en un cuartel, una carta de Malasia.
Pero tu guerra acaba. Y después regresas
con seis carnes y doce vinos o bien sin ellos
para andar por otra habitación... Monsieur y camarada,
el soldado es pobre sin los versos del poeta,
sus compendios insignificantes, los sonidos que se clavan,
inevitablemente modulantes, en la sangre.
Y guerra por guerra, tiene cada una su clase de valentía
Qué sencillamente el héroe ficticio se torna el real;
qué alegremente con las palabras muere el soldado,
si ha de morir, o vive del sustento del habla fiel.
En Notas para una ficción suprema
Nota previa, traducción y notas: Javier Marías
Foto: Wallace Stevens 1954 Pennsylvania
Bettmann Corbis-SA189