Marosa di Giorgio - Dos textos de "La flor de lis"
2 de abril de 2009
Esa paloma con los huevos desparramados sobre la azotea, esa paloma de papel y mármol, esos huevos de papel y mármol, o de cal y yema, de donde saldrán más gallinas sagradas que crucen la medianoche, con un ala baja y la otra abierta. Mientras, yo, también, me presento y viajo, el pelo hasta el suelo, el vestido que me sigue por los suelos, y en la mano, la luna de ayer, el alhelí embrujado, de los años sesenta.
***
Soy la Virgen. Me doy cuenta. En la noche me paro junto a las columnas y a las fuentes. O salgo a la carretera, donde los conductores me miran extasiados o huyen como locos.
Soy la Virgen. El Angel me hablaba entre jazmines y en varios planos. Me dijo algo rarísimo; no entendí bien.
Voy por el antiguo huerto -Isabel, Ana-, por las antiguas casas; quisiera ser una mujer en una de estas casas, una mujer en la ciudad, pero, soy la Virgen; no se dan cuenta; busco otra aldea abandonada, otros cáñamos. Silba el viento. Los lobos están comiendo los corderos. A mi diadema caen las estrellas como lágrimas, caen rosas y gladiolos, dalias negras.
Soy la Virgen.
Estoy sola. Silba el viento. ¿A dónde voy? ¿A dónde voy?
Y jamás habrá respuesta.
Transcripción de La flor de lis
Buenos Aires, el cuenco de plata, 2004
Fuente imagen s-d