Gerardo Lewin: «Nombre impropio + Tránsito»: 5 provocaciones
29 de junio de 2017
Gerardo Lewin Foto original color: Ignacio Vázquez |
Hulk
Detente al tiempo
le diría,
¿Fuera ésta la tarea
que le debía al mundo?
Ya poco humor me queda:
hirsuto, melancólico, verde
ineptitud que no logro ocultar
gobiérname.
Mohoso discurrir sin verbo.
Puesto que en borras vi
al que vendrá sin tacha,
al que odiará sin mengua:
por su propio poder hastiado siembra
a su paso guerra, la hora de la espada
y espanto y confusión y fin.
¿Es este monstruo incontenido
el nombre del futuro?
Compelidos o huyentes, prosternados,
sólo nos queda anochecer.
Desnuda carne; amabilidad del frío.
Aura, regresa: maltrechas vestes, acaso inexplicables manchas.
Isidoro Cañones contempla las ruinas de Mau Mau
De nada, Cachorra, nos valió creernos
un trazo inmortal en el papel.
Puntual, aquí está el día, el tedio,
la transfiguración de lo que amé
en grácil materia anonadada,
despojo inerte de sacras, magnas francachelas.
Hubo vastos, placenteros océanos,
inexplorados continentes desnudos,
nuestro jolgorio y gloria.
Hubo una guerra y los Cañones
construyeron la patria.
Una vez más, pido la cuenta.
Ya rancia, la manteca cayó.
Lo que tuvo que ser:
dios inclemente
o redentor demonio
me quita
lo bailado.
Cae la ficha
Es más fácil tachar todo
que subirse al viejo taxi y escribir:
“Chofer, lléveme de regreso a aquella tarde”.
Y el mundo queda atrás,
mientras cae una ficha.
Epifanía
Un insistente dios me ha visitado,
promocionando la ablación genital
como método eficaz de adoración.
Es un dios diminuto.
Su cuerpo de mosquito
y su sonrisa desmayada
engañan: siempre me vencerá.
Me obliga a masticar
grandes piedras azules
y ya no puedo hablar.
Y lo peor es que no puedo odiarlo.
Oigo a lo lejos una alarma muda
que me repite somnolienta:
esto pasó hace mucho,
mucho tiempo.
El lamento del viejo hombre lobo
Amor, ya no me encierres esta noche.
Yo, que fui una bestia atroz,
que quise matar gente,
me echaría a tus pies
como un animalito amable.
Licántropo,
podría haberte dicho aullando
que las balas de plata
eran sólo metáforas.
¿lo hubieras comprendido?
Oscurece. No mires este rito:
es un proceso lento y vergonzoso,
es una amnesia deformante
en la que todo duele,
una torcida danza de gruñidos.
Vete. No quiero salpicarte de ruindad.
Yo fui una fuerza libre,
una voracidad para comerme al mundo.
Hoy, miserable, voy robando
bolsitas de eukanuba en el súper
y eso que está en el vaso
son mis dientes.
GL en algún café de Bs. As. (s-a) |
Buenos Aires, editorial deacá, 2016
Prólogo José Emilio Tallarico
Gerardo Lewin (Buenos Aires, 1955), poeta, traductor y docente.
En 1982 egresó de la ENAD en la carrera de actuación y cursó estudios
de posgrado en Dirección Teatral en la Universidad de Tel Aviv.
Desde 2007 traduce a poetas hebreos en su blog de_canta_sión
En 2003 publicó Amores Muertos (en El Jabalí)
Participa en la organización del ciclo El Orate y la Musa
No entiendo la ausencia de comentarios.
Besos y errores.
Bella poética en "Cae la ficha"