Luis Jiménez Hernández
Poema de instrucción para matar a un amigo
4 de marzo de 2011
Yoel Thomas se sienta en su habitación, cansado de un curso que hará que deje de ser un liniero. Ha dejado los postes detrás; ahora como tantas veces es poeta y se regodea en la sien y el cañón frío de un revólver imaginario. Lo miro con lástima, pienso que no podrá escribir su tierra baldía y en este poema de consecuencias, dejo caer en su café gotas de láudano suficiente como para matar un toro.
Cuba, 2007
Cuba, 2007