Dolores Etchecopar – La sillita

25 de mayo de 2009






En mi cuerpo no encontré los pies ruidosos de la


Historia. Cuando mi casa ardió adentro con sus


palmeras y su sapo. No encontré las Ideas.


Cuando oscuro vocifera, quiero que esté sobre


mí entendiendo a los astros que me poseen hasta


que una paloma se desprende de mi nuca. Mi cuerpo


en la violenta oscuridad te llama. Te mostraré a


las pocas bestias multicolores que jalonan el agua


altísima de las piernas.


¿Es verdad que ya morimos en la resolana de


las ciudades? Grandes caballos encandilados


cruzan el sismo de los rascacielos. Las piedras


debajo del aire, los balidos anaranjados con el


olor de los pastos calientes de la nodriza que


enciende el horno con su pelo. Entonces la muerte


volvió a instalarse en la sillita de las muñecas.


Nunca supe. Palmera furiosa de la luz, háblame.


Aurora minada, háblame. Toro quieto del fin de


los relatos, háblame. No sé refugiarme. En medio


de las arenas y de los afiches. Nunca supe.


Palabras encapuchadas, lentamente extraídas


del bosque para irradiar el resplandor de la


desgracia, acompáñenme.




Transcripción de Notas salvajes


Buenos Aires, Editorial Argonauta, 1989, pág. 81




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