José A. Valente: Tres textos inéditos hallados en una carta a María Zambrano
7 de noviembre de 2008
La propuesta de la esfinge
No importa que el poema no nos haya rendido ninguna de sus capas de sentido, porque en ninguna de ellas el poema en cuanto tal se fundamenta.
El poema es presemiótico; antes que signo es aparición, enigma (enigma de soluciones infinitas). Multiplicador de sentidos, el poema es superior a todos sus sentidos posibles. Y aunque todos ellos nos hubieran sido dados, el poema ha de retener de su naturaleza lo que en rigor lo constituye, la fascinación del enigma.
Poema, lugar de la palabra
Función primordial de lo poético: prolongar el aparecer de la palabra en el punto en que ésta se hace manifiesta y no es aún (o es más que o menos que) signo, significado, lengua.
Por eso la palabra poética ha de ser ante todo percibida no con la mediación del sentido, sino en la inmediatez de su aparición absoluta. Poema querría decir así lugar de aparición de la palabra.
Sentido y pre-sentido
El orden de los significados nos hace entrar en la órbita de la lógica, que (al igual que la palabra significado, según la utilizó Saussure) fue en rigor inventada por los estoicos. Pero la palabra poética es pre o supralógica; ningún significado la predetermina. Dar a la palabra «un sens plus pur» es devolverla a su pura aparición, impredeterminable por ningún sentido antepuesto.
En cambio, la palabra que así aparece está grávida de significación, contiene el sentido como posibilidad y como infinitud, semilla del sentido, al igual que los logoi spermatikoi, pensados también por los estoicos, contienen las semillas (spérmata) del mundo.