Thomas Bernhard: La fuerza de la costumbre (fragmentos)

5 de junio de 2008




Escena primera

Caribaldi, director de circo
Mañana en Augsburgo

Malabarista
Me esperan
en Burdeos
Sarrasani
es siempre un éxito
de la más alta categoría
Señor Caribaldi
y desde Burdeos
hasta abajo
a Portugal
Lisboa
Oporto
sabe usted
(Caribaldi se dirige con la colofonia al violonchelo, se sienta y frota el arco con la colofonia)
Para un malabarista
que nodomina
el francés
no resulta muy fácil
pero yo domino
el francés
El francés era la lengua materna
de mi madre
Pablo Casals tenía siempre
cinco o seis pedazos de colofonia
de reserva
Mañana en Augsburgo

Caribaldi
Mañana en Augsburgo

Malabarista
Por cierto aquella mujer extraordinaria
mi madre
rompió en Nantes
con la Iglesia

Caribaldi, frotando uniformemente el arco con la colofoniaCada dos por tres se me cae
la colofonia
de las manos al suelo

Malabarista
La debilidad de dedos
Señor Caribaldi
posiblemente
a causa de la edad

Caribaldi
Otra cajita de colofonia

Malabarista
Hace años que le digo
que se compre
otra cajita de colofonia

Caribaldi
Mañana en Augsburgo

Malabarista
Debajo del armario (señalando debajo del armario)
Ahí
(el Malabarista y Caribaldi miran debajo del armario)
Siempre debajo del armario
ahí
la verdad es que es muy interesante
La debilidad de dedos
y la ley de la gravedad

Caribaldi
Desde hace uno o dos años
me cuesta mucho trabajo
sostener la colofonia en las manos

Malabarista
Tiene las manos habituadas al látigo
y no a la colofonia Señor Caribaldi
(Caribaldi se abre la sucia pechera del frac
el Malabarista se levanta de un salto, se precipita
hacia un cuadro que cuelga torcido de la pared y lo endereza,
hace lo mismo con otro y vuelve a sen­tarse)
Llevo todo el día pensando
cuánto tiempo hace que ensaya
el quinteto
quince
y hasta puede que veinte años
por lo que yo recuerdo
desde mi primer día con usted
me acuerdo
se sienta usted en esa silla
y ensaya el quinteto La Trucha

Caribaldi
Ensayo
el quinteto La Truchadesde hace veinte años
para ser exactos
veintidós
Una terapia
imagínese
Toque usted un instrumento
un instrumento de cuerda
me dijo el médico
para no perder su concentración

Malabarista
Porque nada le daba más miedo
que perder su concentración

Caribaldi
No hay que perder
la concentración
En aquella época
hace más de veintiún años
había perdido de pronto
la concentración
Falta de precisión
al restallar el litigo
comprende
al restallar el látigo
falta de precisión

Malabarista
Los caballos no obedecían ya

Caribaldi
No de una forma precisa
no con la necesaria
precisión
Y ahora llevo tocando
o mejor dicho practicando el violonchelo
veintidós años

Malabarista
Y desde hace veintidós años
el quinteto La Trucha
(Caribaldi toca largo tiempo la nota más grave)
Un artista
que practica un arte
necesita otro arte
un arte
sale del otro
una obra de arte
de la otra

Caribaldi, alargando la mano derecha hacia el ma­labarista
Con esta mano
ya ve
qué desgracia
Se me cae la colofonia
(retira la mano)
Y mi cabeza
no es ya capaz
de concentración
de pronto
se pierde la concentración
Sólo el amor al virtuosismo

Malabarista
Desde luego
El arte
no es más que interacción
Virtuosismo
arte
arte
virtuosismo
comprende
Siento curiosidad por saber
si habrá hoy ensayo
Su nieta
está malucha
el payaso
tiene algo en la garganta
y el domador
es víctima hoy también
de su melancolía
Ese es el término
Señor Caribaldi
el término médico.


Final de la obra
Malabarista
La vida consiste
en reducir cuestiones a la nada
 
Caribaldi, asqueado del Domador, de todosAfuera
afuera
afuera
(la Nieta deja caer la viola
el Malabarista y el Payaso salen con el Domador
Caribaldi a su Nieta, tras una pausa)

Lo ves
lo oyes
lo ves
(la Nieta, espantada pero en silencio, se precipita tras los otros.
Caribaldi se levanta despacio, peno­samente, apoya el violonchelo en la pared y empieza a colocar atriles, instrumentos y sillas contra las pa­redes y en los rincones, como si quisiera ordenarlo todo..., de pronto, lo hace cada vez más rápido, cada vez más deprisa. Cuando ha ordenado todas las sillas y todos los atriles, se deja caer en el sillón, baja la cabeza y dice)

Mañana Augsburgo
(Pone la radio que tiene al lado
En la radio, el quinteto
La Trucha. Cinco compases)




Foto: Thomas Bernhard por Erika Schmied, 1988


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