Nervinson Machado - Mujer en medio del desierto
5 de septiembre de 2007
Ahora siendo el suelo
siendo la peste y la alegría,
digo que soy un libro de poemas no terminado,
Ahora cuando llevo el color Atacama en mi cuerpo,
yo, La Mis Chile del padre Lepaige
que viene a resonar sus huesos
y a mostrar su cicatrices.
Porque ahora vengo
a hablar de mis deudas
con el tiempo,
de las Momias de Barro
y del barro hecho Libro
como mis manos.
Porque vengo
desvaneciendome con el agua
o petrificándome con el sol.
Y aquí vengo,
la que lleva todas las palabras
y todos los silencios.
Podría llamarme Ernesto Cardenal
y eso de nada serviría,
podría decir que soy un fragmento
(un vitral a medio vestir),
una joven milenaria
almorzando con el Señor de Cipango,
viendo sus parpados cerrarse
con el incierto de su voz:
furiosa, a regañadientes
mientras veo como las estatuas
terminan de petrificar
a los lobos de Hobbes.
siendo la peste y la alegría,
digo que soy un libro de poemas no terminado,
Ahora cuando llevo el color Atacama en mi cuerpo,
yo, La Mis Chile del padre Lepaige
que viene a resonar sus huesos
y a mostrar su cicatrices.
Porque ahora vengo
a hablar de mis deudas
con el tiempo,
de las Momias de Barro
y del barro hecho Libro
como mis manos.
Porque vengo
desvaneciendome con el agua
o petrificándome con el sol.
Y aquí vengo,
la que lleva todas las palabras
y todos los silencios.
Podría llamarme Ernesto Cardenal
y eso de nada serviría,
podría decir que soy un fragmento
(un vitral a medio vestir),
una joven milenaria
almorzando con el Señor de Cipango,
viendo sus parpados cerrarse
con el incierto de su voz:
furiosa, a regañadientes
mientras veo como las estatuas
terminan de petrificar
a los lobos de Hobbes.
Me parece un gran poema, Nervinson,
Un abrazo
k
Muchas gracias, Patricia, por incluir este poema. Sin proponértelo me haces transportar a Chile, y –ver, sin querer- este México que se está empezando a abrir ante mis ojos.
También agradezco tu comentario K
He conocido a Nervinson gracias a ti, pat. He leído sus pomeas, y me he quedado cojo. Es un iluminado, un cantor épico de gesto antiguo, un poeta que se baña en el río antes de contemplar al mundo que le ha manchado por dentro. No puede entender las críticas que se han hecho contra algunos de sus poemas en su propio blog. Pero el tiempo aventa lo suyo, y Nervinson caerá al montón de los granos de trigo, lejos, muy lejos de la paja. Ojalá América llegue pronto a España, a devolvernos ese vigor del que ahora carece una poesía mortal de aburrimiento....
Carlos
Leo en silencio. Repito la lectura. No cansa.