Jorge Luis Borges: «The Thing I Am»*
12 de julio de 2020
He olvidado mi nombre. No soy Borges
(Borges murió en La Verde, ante las balas)
ni Acevedo, soñando una batalla,
ni mi padre, inclinado sobre el libro
o aceptando la muerte en la mañana,
ni Haslam, descifrando los versículos
de la Escritura, lejos de Northumberland,
ni Suárez, de la carga de las lanzas.
Soy apenas la sombra que proyectan
esas íntimas sombras intrincadas.
Soy su memoria pero soy el otro
que estuvo, como Dante y como todos
los hombres en el raro Paraíso
y en los muchos Infiernos necesarios.
Soy la carne y la cara que no veo.
Soy al cabo del día el resignado
que dispone de un modo algo distinto
las voces de la lengua castellana
para narrar las fábulas que agotan
lo que se llama la literatura.
Soy el que hojeaba las enciclopedias,
el tardío escolar de sienes blancas
o grises, prisionero de una casa
llena de libros que no tienen letras
que en la penumbra escande un temeroso
hexámetro aprendido junto al Ródano,
el que quiere salvar un orbe que huye
del fuego y de las aguas de la Ira
con un poco de Fedro y de Virgilio.
El pasado me acosa con imágenes.**
Soy la brusca memoria de la esfera
de Magdeburgo o de dos letras rúnicas
o de un dístico de Angelus Silesius.
Soy el que no conoce otro consuelo
que recordar el tiempo de la dicha.
Soy a veces la dicha enrarecida.
Soy el que sabe que no es más que un eco,
el que quiere morir enteramente.
Soy acaso el que eres en el sueño.
Soy la cosa que soy. Lo dijo Shakespeare.
Soy lo que sobrevive a los cobardes
y a los fatuos que ha sido.
(*) The thing I am. Parolles, personaje subalterno de All's Well That Ends Well, sufre una humillación. Súbitamente lo ilumina la luz de Shakespeare y dice las palabras:
Captain I'll be no more;
But I will eat and drink, and sleep as soft
As captain shall. Simply the thing I am
Shall make me live.
En el verso penúltimo se oye el eco del tremendo nombre Soy El Que Soy, que en la versión inglesa se lee I am that I am. (Buber entiende que se trata de una evasiva del Señor urdida para no entregar su verdadero y secreto nombre a Moisés.) Swift, en las vísperas de su muerte, erraba loco y solo de habitación en habitación, repitiendo I am that I am. Como el Creador, la criatura es lo que es, siquiera de manera adjetiva.
(**) Existen digitalizaciones (sin data bibliográfica) que registran el verso así:
"El pasado me atrae con las imágenes"
"El pasado me atrae con las imágenes"
En Historia de la noche, 1977