Edgar Bayley - El señor Roux

19 de junio de 2010






Un funcionario jubilado se refugia de la lluvia en la sala de espera de una empresa de pompas fúnebres. Lo saludo y cruzo la calle aprovechando la luz verde. Es el señor Roux, me digo. El mismo que aprovecha la luz verde y la sala de espera y hasta las pompas fúnebres. El señor Roux es también escultor. Claro que una escultura es casi nada. Construir una casa es más que nada. Dar órdenes, apilar ladrillos, exponerse al sol y al vino, comprarse una camisa nueva: eso es importante. Pero la escultura crece y se hace importante cuando nos olvidamos de ella. Como la casa y el sol. Como un buenos días dicho sin prevención al señor Roux.



En Vida y memoria del doctor Pi y otros relatos
Buenos Aires, Ultimo Reino, 1983






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