Thomas Bernhard - Testamento (4º párrafo)
13 de noviembre de 2007
En 1989 Thomas Bernhard muere en su piso de Lerchenfeldgasse 11, en Gmunden, hacia las 7 de la mañana del 12 de febrero. Incorporado a medias (hacía tiempo que se asfixiaba cuando estaba echado) y con un vaso de mosto en la mano. Hasta el último momento lo acompañaron su hermano y su médico de cabecera Peter Fabjan, con quien estuvo hablando toda la noche.
El día 16 es enterrado en el cementerio de Grinzing, en el distrito XIX de Viena, en la mayor intimidad (sus hermanos y Emil Fabjan), en la misma tumba de Hedwig Stavianicek y su marido, y sólo entonces se da a conocer su muerte.
Dos días antes de su muerte, Bernhard, que apenas puede sostenerse en pie, hace que lo lleven a Salzburgo, con una dosis masiva de medicamentos en el cuerpo, para hacer testamento. Lleva el testamento redactado y no permite que el notario altere ni una coma. El párrafo más discutido y polémico es el IV: Durante la vigencia de los derechos de autor legales, no deberá representarse, imprimirse ni presentarse siquiera dentro de las fronteras del Estado austríaco, cualquiera que sea el nombre que éste lleve, nada de lo por mí escrito en cualquier forma: ni de lo por mí publicado en vida, ni de lo que exista en mi legado, en cualquier parte, después de mi muerte. Expresamente subrayo que no quiero tener nada que ver con el Estado austríaco y que me opongo para siempre no sólo a toda intromisión, sino también a todo acercamiento de ese Estado austríaco en lo que a mi persona y mi obra se refiere. Después de mi muerte no deberá publicarse ni una palabra de mi posible legado literario, dondequiera que se encuentre, en el que deben entenderse comprendidos mis cartas y papeles.
Fuente: Mentes y máquinas