"Tras la mirada humana se esconde el ciego menesteroso que sólo a ratos ve y parcialmente, a quien sólo se le dan limosnas de visiones, dejándole intacta, y cada vez más de manifiesto, la oscuridad, la imposibilidad de ver ese algo, justo lo que más le importa. De este padecer es protagonista Edipo, hombre en el confín de lo humano que comparece frente a los dioses asumiendo la tragedia de la visión. No sólo vio aquello que le importaba y que creyó saber. Su ceguera provenía de que creyó saber batante al conocer la sentencia, el logos del oráculo. Creyó saber por noticia, sin haber visto. El ciego que miraba por sus ojos se hundió en su desnuda condición, en su verdad cierta: no ver, no ver nada." MARÍA ZAMBRANO- de El hombre y lo divino.
"Tras la mirada humana se esconde el ciego menesteroso que sólo a ratos ve y parcialmente, a quien sólo se le dan limosnas de visiones, dejándole intacta, y cada vez más de manifiesto, la oscuridad, la imposibilidad de ver ese algo, justo lo que más le importa. De este padecer es protagonista Edipo, hombre en el confín de lo humano que comparece frente a los dioses asumiendo la tragedia de la visión. No sólo vio aquello que le importaba y que creyó saber. Su ceguera provenía de que creyó saber batante al conocer la sentencia, el logos del oráculo. Creyó saber por noticia, sin haber visto. El ciego que miraba por sus ojos se hundió en su desnuda condición, en su verdad cierta: no ver, no ver nada." MARÍA ZAMBRANO- de El hombre y lo divino.