Dolors Alberola - Muerte de azul retal
15 de abril de 2007
a mis hijos
Ya se desliza el tiempo con su perfil vetusto hacia la muerte.
Ya suena la campana de la carne como un atolladero de peces sin destino.
Ya cae todo. La ciudad es un buque sin carga, defenestrado, árido.
Camino por la nada. Voy hacia ti con el exacto paso de algún ciego.
Mi voz se deshilacha mientras grita -aferrada al amor,
a la costumbre seca del amor-.
La tarde se ha disuelto en mil campanas y todo octubre es hielo.
Siento mi garra en ti, mujer que lujuriosa me desgarras.
Siento mi anhelo en ti -camposantos de miedo se elevan en mis ojos-.
Siento mi pena en ti -como en un cofrecillo de colores y niños-.
Señora de retales -de criaturas rotas es tu falda,
de amores descompuestos el cimbreo de tus vanales pechos,
de puro pus tu boca, con la que besas labios que, antaño, me besaron-,
hacia ti, la dormida, la desnuda de azul,
la madre víbora que me devora el cuerpo, voy tiznando
estas palabras solas que no logras rodear con tu amapola.
Hacia ti, la fría hiena escasa que merodeas formas, hasta dejarlas ralas.
Hacia ti, hábil sultana de la noche,
la que arrastras palacios derruidos que antaño fueron gloria.
Ya se desliza el tiempo contra ti con una lluvia fina de arenas y relojes.
Con sus horas me dono, inexistente yo que así habitaba un tiempo inexistente.
Con sus horas, sus campanadas falsas, con la sal y este sol que derrites de extensa Andalucía calcinada.
Con su marisma voy hacia tu calma playa de rocaje silente.
Acógeme en tu sexo, fornicador de luz.
Acógeme en la llaga azul de tus pezones -que manan leche viva de verbos marcesibles-.
Acógeme, mujer -no tengas miedo de esa nueva piltrafa que devoras.
Antes de ti, mis versos ya guardaron lo mío-,
haz con esta osamenta lo que te venga en gana.
2002