Francisco R. Hernández - Dos poemas de "La sed y el incendio"
19 de febrero de 2009
Sólo huello nieve soñada.
La vid conoce su herrumbre;
el ciervo, la última fiebre.
En la fronda, memoria del veneno
y sus sílabas.
Más bajo ese fulgor
el milagro se cumple de otra forma.
Noli me tangere.
****
Certidumbre de libro último,
nada elude sus renglones.
Hasta mi transparencia escrita
por el mismo amanuense:
quien cita al halconero en el bosque,
planta la ajedrea junto al muro,
o copia –con fidelísima caligrafía–
el cuerpo de Patroclo doblegado.
En Breviario invisible