Elías Canetti: Libertad

6 de mayo de 2019





La palabra libertad sirve para expresar una tensión importante, acaso la más importante. Siempre queremos irnos, y cuando el lugar adonde queremos ir carece de nombre, cuando es impreciso y no vemos en él límite alguno, lo llamamos libertad.

La expresión espacial de esta tensión es el intenso deseo de traspasar un límite, como si éste no existiera. En el vuelo, la libertad se remonta hasta el antiguo sentimiento místico de ascender hacia el sol. La libertad en el tiempo es la superación de la muerte, y nos sentimos contentos cuando logramos aplazarla más y más. La libertad entre las cosas es la disolución de los precios, y el despilfarrador ideal, un hombre muy libre, nada desea tanto como una variación incesante de los precios, no sometida a norma alguna, una variación mudable como el clima, no influenciable y ni siquiera realmente predecible. No hay ninguna libertad «para algo»; la gracia y la dicha de la libertad es la tensión del ser humano que quiere ir más allá de sus propias barreras y, para cumplir este deseo, elige siempre las barreras más perversas. Alguien que quiera asesinar tendrá que enfrentarse a las terribles amenazas que acompañan la prohibición de matar, y si estas amenazas no lo hubieran torturado tanto, seguro que se habría cargado de tensiones más afortunadas. –‍ Pero el origen de la libertad se encuentra en el respirar. Todo el mundo ha podido siempre inhalar cualquier aire, y la libertad de respirar es la única que no ha sido realmente destruida hasta el día de hoy.






En La provincia del hombre

Antologado en Elías Canetti, El libro contra la muerte
Título de la edición original: Das Buch gegen den Tod
Traducción del alemán: Adán Kovacsics Meszaros
Barcelona, Galaxia Gutenberg, S.L., 2017

Elías Canetti en el Mont Ventoux 1957 
Foto de archivo de Elías Canetti



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