Joaquín Giannuzzi: Los pies en el Cristo de Grunewald

18 de enero de 2015





El nervio expuesto y condenado
hace de todo sufrimiento un principio general.
Todavía es la hora de descenso
y toda carne debe seguir aquí, resolverse
en una pesada concentración.
El tono de la pintura
define el desagüe de la masa desesperada.
La anatomía es gruesa, de tierra sangrada
y allí donde los dedos se enciman
-los caminos de este mundo están bloqueados
el límite de la torsión es crítico.
La promesa de toda resurrección tiende a la oscuridad
en las fibras musculares, giradas
sobre sí mismas. Cada detalle
aguarda un orgánico estallido,
pero el conjunto fija el tormento hasta el fin de los tiempos.
Un solo clavo y se acaba la vieja danza.








En Violín obligado (1984)
Imagen: Matthias Grünewald, La Crucifixión (Retablo del altar Isenheim)
1515 Museo Unterlinden. Colmar


1 comentarios:
Felicitas Maini 18 de enero de 2019, 1:51 p.m.  

Emociona por bello y por triste.

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