Irene Gruss - Ahora dice que ve

Caminaba siempre de su mano.
Lo abandoné.
El lazarillo tenía –siempre–
otro punto de vista.


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La calma en un ojo,
la ira en el otro ojo. Extraña
observación
de un hecho.


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Ama la nitidez
con que ve texturas.
La contradicción es seria:
¿por qué no toca?


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Edipo hundió los ojos
de su madre. Desde ese día
los dos caminan por el mundo
abandonados.


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El contraste: la pasión
de Heráclito.


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Absoluto: una mirada
incompleta.


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Nauseabundo el mirar
sólo carroña.


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Quién dijo que la ceguera
aquieta. Que ver las cosas
calma.


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El dolor ve.
La alegría ve.
Ninguno
oculta.


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El ciego descubre
que le han mentido. La luz
no estaba aquí,
el color no era éste.
Lo supo por desilusión
y olfato. Ahora
dice que ve. Y tampoco es cierto.





De En el brillo de uno en el vidrio de uno (Ed. La Bohemia)
Recopilado en La mitad de la verdad, bajo la luna editorial, 2008
Cortesía: Casta diva