Henri Michaux - Sucesos, VI

8 de abril de 2009





Ponga a su enemigo en la cama, siempre que esté moribundo y dispuesto a partir.

Pero no lo haga bruscamente, si no quiere tener remordimientos, remordimientos para siempre, remordimientos por culpa de la brusquedad, tan detestables si se piensa, tan poco caballerosa, sobre todo en un momento así.

No es necesario engañarlo. Permita a quien a a morir que vaya teniendo lentamente hacia usted el juicio mezquino y sin fe del moribundo, similar a la mirada pálida y experta de la abortadora. Deje, ya no es necesario avasallarlo.




En Frente a los cerrojos
Trad. Julia Escobar
Madrid, Editorial Pre-Textos, 2000




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