Franz Kafka - 6 de noviembre de 1910

30 de junio de 2011





Conferencia de cierta Madame Ch. sobre Musset. Costumbre femenina judía de chasquear la lengua. Comprensión del francés a través de todos los preparativos y dificultades de la anécdota, hasta que justo antes de la palabra final, que debe sobrevivir en el corazón sobre las ruinas de toda la anécdota, el francés se desvanece ante nuestros ojos; tal vez nos habíamos esforzado demasiado hasta entonces; la gente que entiende el francés se va antes del final, porque ya ha oído bastante, pero los demás están aún muy lejos de haber oído lo suficiente; la acústica de la sala, que favorece más las toses en los palcos que la emisión de la palabra; cena en casa de Rachel; lee la Fedra de Racine con Musset, el libro está entre ellos, en la mesa, donde, por otra parte, hay todo lo imaginable.

El cónsul Claudel, brillo en los ojos que acoge e irradia el ancho rostro; una y otra vez quiere despedirse, y consigue hacerlo de algunos individuos, pero no de todos en general, porque cuando se despide de uno, se presenta otro ante él, y tras éste vuelve a colocarse el que ya está despedido. Sobre la tribuna de conferencias hay un palco para la orquesta. Molestan ruidos de toda índole. Camareros en el vestíbulo, invitados en sus habitaciones, un piano, una lejana orquesta de cuerda, un martilleo al fin, un altercado cuya localización provoca grandes dificultades y por esta razón es irritante. En un palco, una dama con diamantes en los pendientes, cuyo fulgor varía casi sin interrupción. En la contaduría, jóvenes vestidos de negro pertenecientes a un «cercle» francés. Uno de ellos saluda con una inclinación profunda, que le hace pasear los ojos por el suelo. Al mismo tiempo, sonríe vivamente. Sin embargo, lo hace tan sólo ante las muchachas, a los hombres los mira directa y francamente a la cara, con una expresión grave en la boca, con lo que al propio tiempo explica el anterior saludo como una ceremonia tal vez ridícula, pero en cualquier caso ineludible.


Diarios (1910-1913)
Edición a cargo de Max Brod
Traducción de Feliu Formosa
Tusquets Editores



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