8. Tres mujeres
I.
Con la escoba en la mano
la muchacha de la limpieza
mira al jardín y piensa si no será mejor
barrerlos con un rastrillo:
son cientos
y se parecen tanto a las hojas muertas
II.
Frente al ciprés que se secó hace años
esta otra mujer se pregunta
por las repentinas flores raídas
que penden de las ramas
como murciélagos
III.
Conduce un C5 negro
Hace dos kilómetros que los pájaros caen a pique
impactan en el techo y el asfalto
Hunde el pie en el acelerador
le entra el miedo de no llegar a su casa
antes del Apocalipsis
9. Annette
I.
Algunos días sale de casa
sabiendo que en su camino
habrá un movimiento Hansel y Gretel
pero inverso
Buscará en el bosque las señales
que hace tiempo le dejó la infancia
Tienen la forma de pequeños pájaros secos
Los recolectará en su cuenco de mimbre
como si fueran peras o manzanas
Con sumo cuidado
como comúnmente se trata
a los frutos de papel
II.
Cuando llegue el invierno
y la bruma crezca desde la garganta del suelo
abrirá el cajón numerado
Uno a uno sacará los pequeños cuerpos
atendiendo a que no se deshagan con su
respiración caliente
Los vestirá con saquitos de lana rayados
con bufandas del tamaño de un lápiz
Luego archivará cada cuerpecito en el cajón
hasta el próximo verano
A Annette Messager
12. Nosotros
I.
El extraño que hay en nosotros
acecha en cada pájaro moribundo
II.
Después del nido silbando*
la fantasía traza en la tierra
las alas desplegadas:
Es la hora en que el ave
es más débil que su sombra
III.
Somos tres sobre la tierra:
vos
yo
y la muerte de todos los pájaros
* Verso del libro citado de W. Stevens
en la traducción de Raúl Gustavo Aguirre
13. Epílogo
I.
El cementerio de los pájaros azules
el de los pájaros con picos transparentes
el camposanto de los que cayeron al atardecer del segundo día
el nicho abierto en la tierra de los que medían menos de cinco
centímetros de porte
la parcela de los pájaros cantores
la de las aves de raros silencios
la extensión de cuerpos volátiles que anidaban en todos los olmos
de las tierras alambradas
el prado sacro de los que tenían menos de tres días de vida y más
de tres años en su haber
el territorio final en el que las hembras callaron tras un graznido
amargo
el sitio donde el desierto fingió podredumbre para devorar
a sus buitres
o donde la montaña tuvo manos y jaulas de hielo
para sus halcones
¿dónde las 340 especies de colibríes?
¿y las aves de alas pesadas?
¿y las de plumas como estrellas?
¿Cuáles son los sitios
donde anida el dolor del mundo
y hace carne la muerte
de sus propias partículas?
II.
Como más tarde otros soles
el último pájaro
cayó a tus espaldas
Alejandra Correa, Río de la Plata, 1965
Es poeta, artista visual, comunicadora y
gestora cultural
Ha publicado los libros de poesía: Río partido (1998), El grito (2002), Donde olvido mi nombre (2005), Los niños de Japón [+] (2010), Cuadernos de caligrafía (2009 y 2014)
Maneras de ver morir a un pájaro recibió el
Segundo Premio Nacional de Literatura de Uruguay (poesía inédita) en 2014 y la Mariposa de
Plata del Concurso Internacional Marosa di Giorgio (Salto, Uruguay, 2013)
Junto a Julia Magistratti crea el sello editor La Gran Nilson
Diagramación de tapa e interiores: Marcia Cabezas
Imagen de tapa: Alejandra Correa
Foto AC en solapa: Marina Petit de Meurville
Buenos Aires, La Gran Nilson, 2015
Sitio: Alejandra Correa, poeta y artista visual
Blog: Los niños de Japón
Hermosa poesía, excelente poeta de cuya existencia y obra no tenía idea (como sin duda de otros millones de poetas y escritor@s de valor en todo el mundo). Mi primer impulso en estos casos siempre es traducir los textos, y es lo que trataré de hacer también ahora. ¡Gracias!
ResponderBorrarUno o dos, que no publiqué. En aquellos tiempos y hasta mediados del 2020 yo todavía vendía mi tiempo (y talentos) para beneficio de otros y me quedaba menos tiempo y energías para mis propios placeres. Ahora que me los traes a la memoria, pondré manos a la obra!
ResponderBorrarNo había visto este comentario, Yonah.
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