Un dios lo pudo. Pero, dime, ¿cómo podrá,
a través de la estrecha lira, seguirle un hombre?
Su sentido es discordia. En un cruce de sendas
del corazón,. no se alza un templo para Apolo:
El cántico, tal como lo enseñas, no es deseo,
no es solicitud de algo finito y alcanzable;
cántico es existencia. Para el dios algo, algo fácil.
Pero nosotros, ¿cuándo somos? ¿Y él, cuándo vuelve
hacia nuestro existir la tierra y las estrellas?
No se trata de que ames, muchacho, aunque la voz
irrumpa por la boca a golpes -aprende
a olvidar que cantabas. Esto era transitorio.
Cantar de veras es otro aliento. Un aliento
por nada. Es un respiro en el dios. Es un viento.
Sonetos a Orfeo, Primera parte, III
Versión José María Valverde
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