Por darnos el fuego,
el buitre te mordió los ojos:
lo hizo más como dádiva
que como un daño. Observa, si puedes,
desde la órbita vacía
qué hemos hecho con el fuego de los dioses.
Mira cómo reprodujimos
sutil y misteriosa consistencia,
las formas variables del fuego.
Mira la guerra: sustancias químicas
penetran los trajes de soldados
mercenarios, víctimas apasionadas.
Mira el calor del hogar: pérdida
de gas, llama viva en el momento
más inoportuno. Pareciera
que los hombres ya
no lo precisáramos.
Hemos ardido tanto y
nunca nos bastó
la leña.
Ahora que estás ciego y helado
en la cumbre de la montaña,
castigados y desaparecidos tu
obstinación, tu tributo,
pregúntale al coro
a quién nos toca entregar
la antorcha,
agradece la piedad del buitre, y
cuida tus llagas
amorosamente.
De Solo de contralto (Galerna)
Recopilado en La mitad de la verdad
Buenos Aires, bajo la luna, 2008
Fuente texto: Casta diva
Fuente foto original color: Ñ 2011
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