Uno de sus historiadores más conocidos, el periodista alemán Jurgen Kesting, precisa el momento en que se cristaliza la imagen popular de la Callas como diva vengativa e irascible.
Tras una presentación de Madame Butterfly, en Chicago en 1955, un abogado irrumpió en el camarín de la Callas para notificarla de un escrito por incumplimiento de contrato.
El abogado había llevado a un fotógrafo que capturó a la Callas en un gesto que lo decía todo: sus facciones se contrajeron de ira, el rojo intenso de su lápiz labial realzaba la fealdad de su genio, y su peluca negra de japonesa le daba el aspecto de bruja oriental.
La fotografía recorrió el mundo entero y la Callas jamás olvidó la ópera lírica de Chicago. Tampoco volvió a cantar Madame Butterfly –sólo después de tres presentaciones-, aunque hizo una grabación de la ópera el mismo año, que muchos consideraron su mejor registro.
Fuente: Buenos Aires, La Nación, abril 1997
Descarga y audio versión completa
Gran novedad no es esta nota de prensa rosa. El ser humano es así por naturaleza, divo, vengativo e irascible. Y quien diga que no también es hipócrita.
ResponderBorrarSaludos, tiene usted un blog muy interesante.
Lo que me interesó en este post fue la foto que en su divismo no pudo producir con toda prolijidad. Desde luego es prensa rojiamarilla, pura anécdota sin importancia.
ResponderBorrarNo se juzga con esto a Callas-persona. Si ha recorrido mi blog sabrá detectarlo.
Simultáneamente fue otra puerta a la grabación completa de este registro para su descarga y audio online.