El 123° aniversario del nacimiento de Borges me sugirió cumplir por fin con un plan que me propuse años atrás, relacionado con un capítulo menor de la biografía de Borges.
No desconozco que el caso de Borges plantea dudas radicales acerca de la pertinencia del género “biografía”. Según su propia visión de lo literario (en especial, la tardía), el conocimiento de lo meramente biográfico nada agrega a la producción de un autor. Pero la realidad, díscola maestra de la teoría, ha desautorizado esos compartibles pruritos. Nos agrade o no, se escriben, se publican y se leen biografías de Borges, y no se ve llegar el día en que desaparezcan. Y como casi todas están repletas de errores de hecho, aun quien, como, yo, no se interesa en la persona “Borges” ni en su vida privada, debe inmiscuirse y poner algunas cosas en claro.
Un burdo ejemplo de cómo se falsifica la historia, es el de un sedicente biógrafo llamado Edwin Williamson, que atribuye a Borges haber tenido un romance frustrado con Norah Lange, para lo cual aduce una retahíla de conjeturas, mal sazonada con algún que otro error. Ello no obsta para que el distraído público le otorgue crédito. Aunque el tema raya más con el chusmerío que con la biografía, deseo agregar algunos datos a la discusión, ya que, a mi entender, las cosas se dieron de otra manera.
Conviene repasar los hechos en orden cronológico, para no repetir uno de los errores de Williamson, que se confunde con fechas que van de 1922 a 1927:
Hacia 1922-1924, Borges estaba secretamente “ennoviado” (Borges dixit) con Concepción Guerrero. Como los padres de ambos estaban en contra de la relación, la pareja se encontraba furtivamente en casa de las hermanas Lange, donde Norah, que apoyaba la relación, hacía de Celestina. Subsisten, inéditas, numerosas cartas de Borges a Concepción, entregadas a Norah, para que esta las pasara a la novia de Borges. Conjeturo que lo mismo ocurrió al revés, si bien estas no se han conservado (dicho con el debido cuidado, teniendo en cuenta que continuamente aparecen nuevos documentos, cuya autenticidad debe ser estudiada escrupulosamente).
Desde luego, no es del todo imposible que Borges y Lange hicieran una mala jugada a Concepción, y tuvieran una aventura amorosa a sus espaldas, pero, a decir verdad, cuesta imaginar a los inexpertos jóvenes argentinos en los roles de Valmont y Merteuil, los refinadamente perversos personajes de Les liaisons dangereuses. Y aunque así no fuese: no hay un solo documento que ratifique las elucubraciones de Williamson.
“Embelesados y erróneos”, muchos lectores que tienen tirria a Borges se regocijan con la historieta inventada, según la cual Girondo le “robó” a Norah a Borges en una fiesta que tuvo lugar en noviembre de 1926.[1] Nada más lejano de la verdad.
Si bien poco y nada se sabe de la vida amorosa de Borges en el periodo 1925-1930, hay algunos indicios de que Borges estuvo enamorado de una Lange, sí, pero no de Norah, sino de Haidée, a quien entre otras cosas dedicó, en inglés, un ejemplar de Cuaderno San Martín (1929): “to the splendid person Haidée, affectionately Georgie”. Es conocido el recurso de Borges al inglés cuando alguna emoción lo desbordaba (ver, por ejemplo, alguna de sus cartas a Elena Canto). Pero no es el caso aquí de estudiar la relación de Borges con Haidée Lange.
Que Girondo se “llevara” a Norah de esa fiesta, no hizo la menor huella en la amistad entre Borges y Norah, que fue muy estrecha, como mínimo, hasta comienzos de los años 40, y quizás más allá.
Tal lo demuestran, entre otros datos, las dedicatorias que Borges le hiciera llegar, siempre firmando “Georgie”. Seguramente hubo otras, pero, al parecer, ahora se conservan sólo estas, todas en ediciones princeps:
1923: Fervor de Buenos Aires: “fraternalmente”.
1928: El idioma de los argentinos: “a mi más honrosa amistad y al mejor cuidado recuerdo de los que guardo, a la aureolada y voluntariosa Norah, afectuosamente”.
1930: Discusión: “A Norah Lange, alto y voluntarioso fuego”.
1935: Historia Universal de la Infamia: “con el recuerdo de tantos atardeceres, de tantas músicas, de tanta cabellera ardiente”.
1941: El jardín de senderos que se bifurcan: “a Norah, este modesto jardín, con la amistad constante de Georgie”.
Es cierto que algunas dedicatorias suenan “fogosas”, pero, para ser bien entendido, el tono debe enmarcarse en el fervor ultraísta que compartieron Borges y Lange al comienzo de la década del 20, cuando colaboraron en la creación de la primera Proa y él prologó su primer libro (aparecido en octubre de 1924; no en 1925, como se asegura a menudo).
De Norah se conserva una foto (sin fecha) dedicada “Para Georgie, recuerdo de muchos años”. Parece ser de fines de los años 30 o comienzos de los 40.
He tomado las dedicatorias citadas de las Obras Completas de Oliverio Girondo, editadas por Raúl Antelo (1999, página LIX, nota 22). Allí mismo se atribuye a Borges otra dedicatoria a Norah:
1933: Las Kenningar: “ad Animulam Vagulam, hoc museaeum nugarum septentrionalium decicat Auctor”. La traducción del latín sería, aproximadamente, esta: “El Autor dedica este museo de juguetes nórdicos al Alma Errante”.
Sin embargo, la adjudicación a Norah es incorrecta, aunque ella se encontrara en posesión del libro. El dedicatario era, como se verá, Guillermo Juan Borges, primo tanto de Jorge Luis como de Norah, asiduo a las tertulias de la calle Tronador.
Guillermo Juan colaboró en Prisma, Proa, Nosotros, Martín Fierro (aquí aparecieron dos textos jocosos firmados en conjunto con Jorge Luis, entre ellos “Moderación en los proverbios”: Martín Fierro 42, julio de 1927; 1997, 306-307), etc. Hacia 1926 planeaba la publicación de un Diccionario de Metáforas, que no fue concretado (cf. Borges: “Posdatas”: Textos recobrados, 1997, 237). Figuró en la antología editada por Vignale y Tiempo en 1927. Colaboró en casi todos los números de la Revista Multicolor de los Sábados (1-4, 6-56, 58-61), de la que su primo Jorge Luis era coeditor, bajo el seudónimo “Anímula vágula” (alusión a las últimas palabras del emperador Adriano). Considero plausible que el “Franky Amundsen” de Adán Buenosayres de Marechal sea, siquiera en parte, un trasunto de Guillermo Juan. Murió en Villa Elisa, en apremiante pobreza y en elegido aislamiento. Su obra, así como la influencia que tuvo en el joven Borges, quien le usurpó algunos bonmots (como el del Nulario sentimental), no han sido estudiadas aún como correspondería. (Parafraseo en este párrafo renglones de mi libro del 2000 sobre la correspondencia entre Borges y Macedonio Fernández, otro deudor de Guillermo Juan).[2]
Volviendo a Norah y Las Kenningar, sí hubo dedicatorias de Borges para ella, no consignadas por Antelo:
En una, conservada en una colección privada (desconozco en cuál), Borges dijo: “A Norah, esta visita imperfecta a un tema inaugurado por ella. A Norah con mi admiración habitual y mi vieja afección. A Norah, siempre en su esplendor. Georgie” (mi retraducción del francés del texto reproducido por Bernès en las Oeuvres Completes de Borges, I, 1527).
Y dije arriba “dedicatorias”, porque hay una más, no inscrita a mano en algún ejemplar del libro, sino, para más brillo, en el cuerpo mismo del texto sobre Las Kenningar, esas enrarecidas metáforas de los pueblos nórdicos. Reza así:
El ultraísta muerto cuyo fantasma sigue siempre habitándome, goza con estos juegos. Los dedico a una clara compañera de los heroicos días. A Norah Lange, cuya sangre los reconocerá por ventura.
Apareció por primera vez en el libro (en realidad, un folleto) titulado Las Kenningar (Buenos Aires: Francisco A. Colombo, 1933, 25).
Fue repetida textualmente, a pesar de que Borges introdujo otras variantes en el texto, cuando apareció como el ensayo “Las Kenningar” en Historia de la eternidad (1953), pero veo ahora que faltan las palabras “de los heroicos días” en las Obras Completas (1974, 380).
Para cerrar, no molestaré aquí a los lectores con un listado de mis publicaciones sobre Borges, pero sí me interesa llamar la atención sobre un librito que publiqué este año: Carlos García: Homenaje a las Jornadas Norah Lange-Oliverio Girondo. Madrid: Albert editor, 2022.[3] Figuran en él algunos textos sobre Norah, si bien no guardan relación con el tema de esta glosa. Hay allí, empero, un trabajo sobre la correspondencia de Norah Lange con Evar Méndez (el fundador y director del periódico Martín Fierro), en la que se menciona alguna vez a Borges.
[Hamburg, 24-VIII-2022]
Notas
1 La calidad del trabajo de quienes adhieren a esta hipótesis puede apreciarse, en la red, en un texto de Jorge Carroll, quien afirma, absurdamente, que Norah y Concepción eran hermanas.
2 Tengo entendido que Gastón Gallo (Buenos Aires) trabaja en un libro sobre Guillermo Juan.
3 Se han impreso solamente 50 ejemplares numerados; venta exclusiva en la librería Iberoamericana, de Madrid.
Carlos García nació en Buenos Aires en 1953;
se trasladó a España en marzo de 1977
Vive en Hamburg (Alemania) desde 1979 (Bio)
En FB: Décadas 20-30
Blog personal Symptomas
Foto: Claudia García
se trasladó a España en marzo de 1977
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