2 de octubre de 2018

Marosa Di Giorgio: Hacía tiempo [texto y audio en su voz]






Hacía tiempo que estaban esperando el Alma. Y el Alma nunca venía. Mamá hizo golosinas de colores y las guardó en cajas negras, y en un plato colocaba velas de diversos tamaño y forma. ¿Y cómo sería el alma? ¿Los pies de oro y plata? ¿Coronas de cristal? ¿Tejida en hilo blanco igual a un tul? ¿Jazmines en vez de huesos?

Para aguardarla pusieron rosales en toda la pradera y gladiolos como un mar. Había una nave entre la hierba, y las ratas reinaban sobre el mar (rosado y breve de las huertas).

Pero el alma se negaba a aparecer.

¡Hasta que quedó sentada entre nosotros súbitamente en un atardecer!

Las estrellas caían, a tontas y locas, como arvejas y maíz; la nave campesina llegó junto a la ventana y su velamen ensombreció todo; los gladiolos quisieron salvarse y huían hacia el sur; pero en mitad, ya fríos, murieron y crujieron.

Cada uno de los habitantes de la casa se puso a gritar; pero, no, juntos, (esto fue lo raro), sino por turno.

Yo fui la última en gritar y sin querer toqué una mano del Alma, que tenía muchísimos dedos, muchísimos, como pistilos, como cien. 

El Alma me miró y se fue.





De La falena
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