¿En qué es menos Aquiles que una rosa?
El hado los hizo crecer
con gloria,
les dio la inmortalidad, la ruina,
la caída y el rumoroso cielo.
Y sin prisa tomaron su minuto,
su luz, su espeso vino, su cólera.
Juntos se yerguen -alta sombra-
toda vez que labios humanos eligen.
En Obras completas, tomo I, pág. 80
Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 2001
Foto: Anatole Saderman
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