Indemne, todavía, o, mejor, entero entre sus cicatrices, se adelanta siempre, por un segundo, milagrosamente, al rayo, para poder cantar, después, a una audiencia improbable, ya mudo o más bien ya todo voz, inconsolable, el incendio.
En El arte de narrar 1960-1975
Buenos Aires, 2000
No hay comentarios.:
Publicar un comentario