21 de octubre de 2012
Philippe Soupault: Westwego [1917-1922] (Bilingüe. Trad. Aldo Pellegrini)
a M.L.
Todas las ciudades del mundo
oasis de nuestros tedios muertos de hambre
ofrecen bebidas frescas
a las memorias de los solitarios y de los maníacos
y de los sedentarios
Ciudades de todos los continentes
sois banderas
estrellas caídas a la tierra
sin saber muy bien por qué
y las amantes de los poetas de ahora
Me paseaba yo por Londres un verano
los pies ardientes y el corazón en la mirada
cerca de los muros negros cerca de los muros rojos
cerca de las grandes dársenas
donde los policemen gigantes
llevan encima un punto como las interrogaciones
Se podía jugar con el sol
que se posaba como un pájaro
sobre todos los monumentos
paloma viajera
paloma cotidiana
Fui a ese barrio que llaman de Whitechapel
peregrinación a mi infancia
en donde no encontré
más que a gente muy bien vestida
y tocada con sombreros de copa
a cerilleros
con canotiers
que gritaban igual que las verduleras francesas
para atraer clientes
penny penny penny
Entré en un bar
vagón de tercera clase
en el que estaban sentadas a la mesa
Daisy Mary Poppy
junto a pescaderos
que mascaban tabaco cerrando un ojo
para olvidar la noche
la noche que se acercaba a paso de lobo
a paso de hurón
la noche y el olor del río y el de la mar
la noche que desgarra el sueño
Era un día triste
cobrizo y arenoso
que se perdía lentamente entre los recuerdos
islas desiertas tempestades de polvo
para los animales rugientes de cólera
que bajan la cabeza
como usted y como yo
porque estamos solos en esta ciudad
roja y negra
en la que todas las tiendas lo son de comestibles
en la que los mejores tienen los ojos muy azules
Hace calor y es domingo
triste
el río es muy infeliz
y la gente se ha quedado en sus casas
Paseo cerca del Támesis
una sola barca se desliza para alcanzar el cielo
el cielo inmóvil
porque es domingo
y el viento no se ha levantado
son las doce son las cinco
uno ya no sabe adónde ir
un hombre canta sin saber por qué
igual que yo camino
cuando se es joven es para toda la vida
mi infancia enjaulada
en este museo sonoro
de Madame Tussaud
está Nick Carter y su bombín
hay en su bolsillo toda una colección de revólveres
y esposas brillantes como juramentos
A su lado el caballero Bayard
que se le parece como un hermano
está también la historia santa y la historia de Inglaterra
junto a los grandes criminales que han perdido sus nombres
En el lugar al que he ido al salir de allí
no hay cafés
ni luces que hacen desvanecer las palabras
no hay mesas en las que apoyarse
nada que ver nada que mirar
no hay vasos
no hay humo
sólo aceras largas como años
en las que manchas de sangre afloran al anochecer
he visto en esta ciudad
tantas flores tantos pájaros
porque estaba a solas con mi memoria
junto a sus rejas
que ocultan los jardines y los ojos
“en las orillas del Támesis
una mañana de febrero
tres ingleses en mangas de camisa
se desgañitaban cantando
curda la la curda la la curda la la”
Autobús tea rooms Leicester square
os reconozco aunque no os he visto jamás
sólo en las postales
que recibía mi criada
hojas muertas
Mary Daisy Poppy
pequeñas llamas de fuego
en este bar sin mirada
sois las amigas que un poeta de quince años
admira dulcemente
pensando en París
por una ventana
pasa una nube
es mediodía
atravesando el sol
Caminamos porque somos necios
corremos porque somos alegres
reímos porque somos fuertes
Extraño viajero viajero sin equipaje
jamás he dejado París
mi memoria se me pegaba a los talones
mi memoria me seguía como un perrito
yo era más dócil que los corderos
que brillan en el cielo a medianoche
hace mucho calor
me digo en voz baja y muy seriamente
tengo mucha sed tengo de verdad mucha sed
sólo poseo mi sombrero
llave de los campos llave de los sueños
padre de los recuerdos
nunca he dejado París
pero esta noche estoy en esta ciudad
detrás de cada árbol de las avenidas
un recuerdo acecha mi paso
Eres tú mi viejo París
pero esta noche definitivamente estoy en esta ciudad
tus monumentos son los límites kilométricos de mi fatiga
reconozco tus nubes
que se cuelgan de las chimeneas
para decirme adiós o buenos días
noche tú eres fosforescente
te amo como se ama a un elefante
tus gritos son para mí gritos de ternura
soy como Aladino en el jardín
donde frotó la lámpara maravillosa
no busco nada
estoy aquí
estoy sentado en la terraza de un café
sonrío mostrando mis dientes
al pensar en todos mis famosos viajes
quería ir a Buenos Aires y a Nueva York
conocer la nieve de Moscú
partir una noche a bordo de un buque
hacia Madagascar o hacia Shangai
remontar el Mississipi
he ido a Barbizon
y he releído los viajes del capitán Cook
me he acostado sobre el musgo elástico
he escrito poemas al lado de una anémona silvia
escogiendo las palabras que pendían de sus ramas
las vías del tren me hacían pensar en el transcanadiense
y esta noche sonrío porque estoy aquí
delante de este vaso trémulo
en el que veo el universo
riéndose
por los bulevares por las calles
todos los macarras pasan cantando
los árboles secos tocan el cielo
ojalá lloviese
se podría caminar sin fatiga
hasta el océano o más lejos
allá donde el mar palpita como un corazón
más cerca de la ternura cotidiana
luces y ladridos
el cielo ha descubierto la tierra
y el mundo es azul
ojalá lloviese
y el mundo estuviera contento
también hay mujeres que se ríen y me miran
mujeres cuyos nombres desconozco
los niños gritan en sus jaulas del Luxemburgo
el sol por fin ha cambiado después de seis meses
hay tantas cosas que bailan delante de mí
mis amigos repartidos por todos los rincones
mañana los veré
André el de los ojos color de planeta
Jacques Louis Théodore
y el gran Paul mi árbol querido
y Tristan cuya risa es un gran pavo
estáis vivos
he olvidado vuestros gestos y vuestra voz verdadera
pero esta noche estoy solo yo soy Philippe Soupault
desciendo lentamente por el bulevar Saint Michel
no pienso en nada
cuento los reverberos que tan bien me conozco
al aproximarme al Sena
“cerca de los Puentes de París”
y hablo en alto
todas las calles son afluentes
cuando se ama ese río por el que fluye la sangre de París
sucio como una puta sucia
pero también simplemente el Sena
al que se le habla como a una madre
yo estaba muy cerca de él
se iba sin pena ni ruido
su recuerdo extinguido era una enfermedad
me apoyaba sobre el pretil
como cuando uno se arrodilla para rezar
las palabras caían igual que lágrimas
dulces como bombones
Buenos días Rimbaud cómo te va
Buenos días Lautréamont cómo te encuentras
yo tenía veinte años y no me sobraba ni un céntimo
mi padre nació en Saint Malo
y mi madre vio la luz en Normandía
yo fui bautizado en el Canadá
Buenos días a mí mismo
Los vendedores de alfombras y las bellas señoritas
que arrastran la noche por las calles
los que guardan en los ojos la dulzura de las lámparas
aquellos a quienes el humo de una pipa y un vaso de vino
les parecen igual de insípidos
me conocen sin saber mi nombre
y me dicen al pasar Buenos días
y sin embargo hay en mi pecho
pequeños soles que dan vueltas con un ruido de plomo
gigante de bulevar
hombre tierno del palacio de justicia
el rayo es más bonito en primavera
Sus ojos mi rayo son tijeras
conductores aún me quedan siete cartuchos
ni uno más ni uno menos
ninguno es para vosotros
vosotros sois feos como interrogatorios
y yo leo en todas las paredes
tapiz tapiz tapiz y tapiz
los grandes convoyes de las experiencias
junto a nosotros junto a mí
cerillas suecas
Las noches de París tienen esos olores fuertes
que dejan los lamentos y las jaquecas
y yo sabía que era tarde
y que la noche
la noche de París iba a acabar
como los días festivos
todo estaba bien compuesto
y nadie decía nada
yo esperaba los tres golpes
el sol se eleva como una flor
que se llama creo diente de león
las grandes vegetaciones mecánicas
que sólo aguardaban un impulso
trepan y caminan
fielmente
ya no se sabe si hay que compararlas
con la yedra
o con los saltamontes
la fatiga ha desaparecido
veo a los marineros que salen
para limpiar el carbón
a los mecánicos de los remolcadores
que prenden su primer cigarrillo
antes de encender la caldera
allá en un puerto
un capitán saca un pañuelo
para enjugarse la cabeza
por costumbre
y yo el primero esta mañana
digo a pesar de todo
Buenos días
Philippe Soupault
à M. L.
Toutes les villes du monde
oasis de nos ennuis morts de faim
offrent des boissons fraîches
aux mémoires des solitaires et des maniaques
et des sédentaires
Villes des continents
vous êtes des drapeaux
des étoiles tombées sur la terre
sans très bien savoir pourquoi
et les maîtresses des poètes de maintenant
Je me promenais à Londres un été
les pieds brûlants et le coeur dans les yeux
près des murs noirs près des murs rouges
près des grands docks
où les policemen géants
sont piqués comme des points d'interrogation
On pouvait jouer avec le soleil
qui se posait comme un oiseau
sur tous les monuments
pigeon voyageur
pigeon quotidien
Je suis allé dans ce quartier que l'on nomme Whitechapel
pèlerinage de mon enfance
où je n'ai rencontré
que des gens très bien vêtus
et coiffés de chapeaux hauts de forme
que des marchandes d'allumettes
coiffées de canotiers
qui criaient comme les fermières de France
pour attirer les clients
penny penny penny
Je suis entré dans un bar
wagon de troisième classe
où s'étaient attablées
Daisy Mary Poppy
à côté des marchands de poissons
qui chiquaient en fermant un oeil
pour oublier la nuit
la nuit qui approchait à pas de loup
à pas de hibou
la nuit et l'odeur du fleuve et celle de la marée
la nuit déchirant le sommeil
c'était un triste jour
de cuivre et de sable
et qui coulait lentement entre les souvenirs
îles désertées orages de poussière
pour les animaux rugissants de colère
qui baissent la tête
comme vous et comme moi
parce que nous sommes seuls dans cette ville rouge et noire
où toutes les boutiques sont des épiceries
où les meilleures gens ont les yeux très bleus
Il fait chaud et c'est aujourd'hui dimanche
il fait triste
le fleuve est très malheureux
et les habitants sont restés chez eux
Je me promène près de la Tamise
une seule barque glisse pour atteindre le ciel
le ciel immobile
parce que c'est dimanche
et que le vent ne s'est pas levé
il est midi il est cinq heures
on ne sait plus où aller
un homme chante sans savoir pourquoi
comme je marche
quand on est jeune c'est pour la vie
mon enfance en cage
dans ce musée sonore
chez madame Tussaud
c'est Nick Carter et son chapeau melon
il a dans sa poche toute une collection de revolvers
et des menottes brillantes comme des jurons
Près de lui le chevalier Bayard
qui lui ressemble comme un frère
c'est l'histoire sainte et l'histoire d'Angleterre
près des grands criminels qui n'ont plus de noms
Quand je suis sorti où suis-je allé
il n'y a pas de cafés
pas de lumières qui font s'envoler les paroles
il n'y a pas de tables où l'on peut s'appuyer
pour ne rien voir pour ne rien regarder
il n'y a pas de verres
il n'y a pas de fumées
seulement les trottoirs longs comme les années
où des taches de sang fleurissent le soir
j'ai vu dans cette ville
tant de fleurs tant d'oiseaux
parce que j'étais seul avec ma mémoire
près de toutes ses grilles
qui cachent les jardins et les yeux
sur les bords de la Tamise
un beau matin de février
trois Anglais en bras de chemise
s'égosillaient à chanter
trou la la trou la la trou la laire
Autobus tea-rooms Leicester-square
je vous reconnais je ne vous ai jamais vus
que sur des cartes postales
que recevait ma bonne
feuilles mortes
Mary Daisy Poppy
petites flammes
dans ce bar sans regard
vous êtes les amies qu'un poète de quinze ans
admire doucement
en pensant à Paris
au bord d'une fenêtre
un nuage passe
il est midi
près du soleil
Marchons pour être sots
courons pour être gais
rions pour être forts
Étrange voyageur voyageur sans bagages
je n'ai jamais quitté Paris
ma mémoire ne me quittait pas d'une semelle
ma mémoire me suivait comme un petit chien
j'étais plus bête que les brebis
qui brillent dans le ciel à minuit
il fait très chaud
je me dis tout bas et très sérieusement
j'ai très soif j'ai vraiment très soif
je n'ai que mon chapeau
clef des champs clef des songes
père des souvenirs
est-ce que j'ai jamais quitté Paris
mais ce soir je suis dans cette ville
derrière chaque arbre des avenues
un souvenir guette mon passage
C'est toi mon vieux Paris
mais ce soir enfin je suis dans cette ville
tes monuments sont les bornes kilométriques de ma fatigue
je reconnais tes nuages
qui s'accrochent aux cheminées
pour me dire adieu ou bonjour
la nuit tu es phosphorescent
je t'aime comme on aime un éléphant
tous tes cris sont pour moi des cris de tendresse
je suis comme Aladin dans le jardin
où la lampe magique était allumée
je ne cherche rien
je suis ici
je suis assis à la terrasse d'un café
et je souris de toutes mes dents
en pensant à tous mes fameux voyages
je voulais aller à New York ou à Buenos Aires
connaitre la neige de Moscou
partir un soir à bord d'un paquebot
pour Madagascar ou Shang-haï
remonter le Mississipi
je suis allé à Barbizon
et j'ai relu les voyages du capitaine Cook
je me suis couché sur la mousse élastique
j'ai écrit des poèmes près d'une anémone sylvie
en cueillant les mots qui pendaient aux branches
le petit chemin de fer me faisait penser au transcanadien
et ce soir je souris parce que je suis ici
devant ce verre tremblant
où je vois l'univers
en riant
sur les boulevards dans les rues
tous les voyous passent en chantant
les arbres secs touchent le ciel
pourvu qu'il pleuve
on peut marcher sans fatigue
jusqu'à l'océan ou plus loin
là-bas la mer bat comme un coeur
plus près la tendresse quotidienne
des lumières et des aboiements
le ciel a découvert la terre
et le monde est bleu
pourvu qu'il pleuve
et le monde sera content
il y a aussi des femmes qui rient en me regardant
des femmes dont je ne sais même pas le nom
les enfants crient dans leur volière du Luxembourg
le soleil a bien changé depuis six mois
il y a tant de choses qui dansent devant moi
mes amis endormis aux quatre coins
je les verrai demain
André aux yeux couleur de planète
Jacques Louis Théodore
le grand Paul mon cher arbre
et Tristan dont le rire est un grand paon
vous êtes vivants
j'ai oublié vos gestes et votre vraie voix
mais ce soir je suis seul je suis Philippe Soupault
je descends lentement le boulevard Saint-Michel
je ne pense à rien
je compte les réverbères que je connais si bien
en m'approchant de la Seine
près des Ponts de Paris
et je parle tout haut
toutes les rues sont des affluents
quand on aime ce fleuve où coule tout le sang de Paris
et qui est sale comme une sale putain
mais qui est aussi la Seine simplement
à qui on parle comme à sa maman
j'étais tout près d'elle
qui s'en allait sans regret et sans bruit
son souvenir éteint était une maladie
je m'appuyais sur le parapet
comme on s'agenouille pour prier
les mots tombaient comme des larmes
douces comme des bonbons
Bonjour Rimbaud comment vas-tu
Bonjour Lautréamont comment vous portez-vous
j'avais vingt ans pas un sou de plus
mon père est né à Saint-Malo
et ma mère vit le jour en Normandie
moi je fus baptisé au Canada
Bonjour moi
Les marchands de tapis et les belles demoiselles
qui traînent la nuit dans les rues
ceux qui gardent dans les yeux la douceur des lampes
ceux à qui la fumée d'une pipe et le verre de vin
semblent tout de même un peu fades
me connaissent sans savoir mon nom
et me disent en passant Bonjour vous
et cependant il y a dans ma poitrine
des petits soleils qui tournent avec un bruit de plomb
grand géant du boulevard
homme tendre du palais de justice
la foudre est-elle plus jolie au printemps
Ses yeux ma foudre sont des ciseaux
chauffeurs il me reste encore sept cartouches
pas une de plus pas une de moins
pas une d'elles n'est pour vous
vous êtes laids comme des interrogatoires
et je lis sur tous les murs
tapis tapis tapis et tapis
les grands convois des expériences
près de nous près de moi
allumettes suédoises
Les nuits de Paris ont ces odeurs fortes
que laissent les regrets et les maux de tête
et je savais qu'il était tard
et que la nuit
la nuit de Paris allait finir
comme les jours de fêtes
tout était bien rangé
et personne ne disait mot
j'attendais les trois coups
le soleil se lève comme une fleur
qu'on appelle je crois pissenlit
les grandes végétations mécaniques
qui n'attendaient que les encouragements
grimpent et cheminent
fidèlement
on ne sait plus s'il faut les comparer
au lierre
ou aux sauterelles
la fatigue s'est-elle envolée
je vois les mariniers qui sortent
pour nettoyer le charbon
les mécaniciens des remorqueurs
qui roulent une première cigarette
avant d'allumer la chaudière
là-bas dans un port
un capitaine sort son mouchoir
pour s'éponger la tête
par habitude
et moi le premier ce matin
je dis quand même
Bonjour
Philippe Soupault
En Antología de la poesía surrealista de la lengua francesa
Estudio preliminar, selección, notas y traducción de Aldo Pellegrini
Buenos Aires, Fabril Editora, 1961
Philippe Soupault. Georgia, Épitaphes, Chansons et autres poèmes (Gallimard, 1984)
Foto: Philippe Soupault, Paris, 1928 by Berenice Abbott
No hay comentarios.:
Publicar un comentario