3 de julio de 2011

Thomas Bernhard (1931-1989): Watten (fragmentos)





A menudo me siento con ellos, los hombres, estimado señor, y hablo con el lenguaje de esos hombres, bebido lo mismo, tenido la misma hambre, sed, intereses, etc., pero mi cerebro es distinto. Tengo que estar aislado. Es absolutamente absurdo creer que, siendo como yo, se podría sencillamente renunciar a todo lo que se es, y sumergirse en la masa. La masa se da cuenta pronto de esa tontería y lo aniquila a uno, o procura al menos aniquilarlo. La masa aparta a un hombre como yo, que se ha entregado a ella al cien por cien, sin compasión, como a un cuerpo extraño.

(...)

Y su vida entera cae sobre su cabeza. No hay nada más deprimente que ver cómo renuncian los hombres. La deprimición sobre nosotros mismos es tan deprimente, porque todavía no hemos comprendido la depresión, por no hablar de comprendernos a nosotros mismos. Una y otra vez, la imagen, estimado señor: una persona, uno de mis alumnos, surge de la maleza y me mata. La intención era cambiar el viejo orden suicida por un nuevo orden suicida. Ese es el reproche que se me hace ahora. Pero no iré más a jugar al watten.

(...)

Usted quiere que vuelva a ir a jugar al watten. Pero no iré más a jugar al watten. No jugaré más al watten. Levante usted el suelo de la barraca y hará descubrimientos horribles, digo. Una persona como yo es una persona llena de números de habilidad y aguarda ininterrumpidamente a otra persona que destruya sus números de habilidad, destruyendo su cabeza, estimado señor.



En Relatos
Versión de Miguel Sáenz
Madrid, ALianza Editorial, 2009



No hay comentarios.:

Publicar un comentario