El árbol es el símbolo de unidad del universo que
la sombra y la luz reivindican. Es el deseo exacerbado
y colmado que ha regido mi vida y por el que he
penetrado en la muerte.
Reb Alohair
Es tan viril la voz de nuestros profetas que se
confunde con la, desvahada, de la multitud.
Reb Amled
la sombra y la luz reivindican. Es el deseo exacerbado
y colmado que ha regido mi vida y por el que he
penetrado en la muerte.
Reb Alohair
Es tan viril la voz de nuestros profetas que se
confunde con la, desvahada, de la multitud.
Reb Amled
Primera voz
Allá donde el poema es llevado en triunfo,
el pueblo congregado se apoya en los gritos
como el marinero en la tormenta
y la moza al astil de su amor al viento.
Segunda voz
La fealdad se ha puesto sus zapatos de marcha.
Primera voz
Así pasa el tiempo, túnel interminable.
Así pasa la sangre de un hombre al otro,
de un continente a un continente.
Segunda voz
Noche de festejo en la que muda la mentira.
Primera voz
Los fuegos artificiales, con sus tablillas en los pies,
bailan en el cielo, instante de eternidad.
Segunda voz
La muerte extrae a las plantas sus muelas.
Primera voz
A la mañana siguiente a la orgía, los perros evocados ladran.
Los campos de batallas están cubiertos de encajes.
Segunda voz
¿Cuántos sueños, decid, seguirán obsesionando
a los vivos,
a los supervivientes embotecidos?
Primera voz
Lo natural se burla.
Segunda voz
A toda marcha, el verano de las minas,
el acero de los motivos diferentes.
A toda mancha.
Primera voz
La palabra aún por nacer es una burbuja.
Los cuentos de hadas están comidos por gusanos de luz
Segunda voz
Tantos vidrios rotos, tantas lágrimas
han alzado nuestras lámparas.
El sol se encuentra al otro lado del agua
donde tú estás en pie,
con los brazos cargados de regalos.
Primera voz
Nuestros sinos son rayos de errancia.
Tantas noches pulverizadas, tanta ausencia de lluvia
han modelado nuestras copas;
al otro lado del incendio
donde estás en pie,
con las piernas abiertas.
Los años se han atado el pañuelo al cuello.
El diálogo de las estaciones se ha callado con el torrente.
Segunda voz
La palabra es un olivo.
Primera voz
Nunca cólera
estuvo tan afinada.
Segunda voz
La esperanza empavesa los caminos que la miseria abre.
La embriaguez yace en la calzada en su vómito,
en torno las balas, abejas muertas lejos de las colmenas.
Primera voz
Los nombres de las calles han dejado de velar por la ciudad.
Segunda voz
La palabra es un abeto
surgido, antaño, de las nubes.
Primera voz
El adiós asombra a la mañana.
Segunda voz
Los bosques son páginas de historia,
con flancos de cuchillos,
con perlas de plegarias.
Primera voz
Baile. La llama desvestida de tu traje.
La orquesta ha conocido otras fuentes autorizadas.
El éxodo en el azogue del espanto.
Los hornos crematorios en las consignas severas.
El aire está en todos los labios, aliento perfumado.
Segunda voz
Crepúsculo de las cimas. La aurora no tiene malicia.
Primera voz
El aire está en todas las cabezas, buitre demente
El oro, en cada bolsa al fondo de las canteras.
Segunda voz
La palabra del álamo temblón es hecha pedazos por los tambores.
Primera voz
Poeta de una demorada ausencia, llevado a ver, a verter como
el cielo en el mar. Mi color no viene de mí.
Segunda voz
La palabra del hontanar es profecía del río.
El libro de Yukel, 9
Trad.: J. Martín Arancibia
Fuente: A media voz
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