Parece un dios; si es imaginable,
más que un dios, aquel que
sentado frente a ti, te observa
y te oye
reír dulcemente. Miserable hombre soy:
esto que veo destruye mis sentidos.
Si estás frente a mí, Lesbia,
estoy perdido,
se vuelve torpe la lengua; un filamento
de fuego recorre los miembros; en los oídos
tintinean sonidos gemelos; la noche
cubre la luz.
El ocio, Catulo, te fastidia.
El ocio exalta demasiado.
El ocio perdió en otros tiempos
a reyes y estados.
Versión de Jorge Aulicino - Blog
Imagen: Busto de Catulo - Fuente UNAM
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