Estas palabras surgidas de las palabras son también el reflejo de mi angustia.
Tal libertad tomada respecto a ellas abre un abismo: el de las infinitas posibilidades
ofrecidas por el manejo de las letras y del que no podremos nunca reivindicar más
que el arbitrario montaje. Por ese motivo la palabra se nos escapará siempre.
Edmond Jabès
debo haber sido
con mi dios
en tiempos idos
una dosis escasa
de mi dios
por fin la casa infinita del final
sacado de ahí
en sacas de asalto
solíamos vivir derribando el muro
alzar el muro será forzoso
para que ya muramos
o bien sigamos muriendo
nadamos en Adán
y en Nada:
nuestros amos
el nombre cuyo origen
negó rodríguez fernández o martínez
por ser hijo de rodrigo fernando o martín
fue hez de hombre
la mueca del silencio
se impuso descompuesta
a aquella fascinación por las composiciones
hoy estoy yo
en mi Anonimato
en tanto sean No y Ni
homónimos de Mí
y me maten sí o no
qué hora es
a qué vino ahora
orarle los recuerdos
Leído por Gabriela Botbol en Buenos Aires
el 7 de febrero de 2009, antes de volver a España.
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