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Quizás esperé que la proximidad de esos sobrevivientes armoniosos actuaría sobre mí como una terapéutica mágica; quizá calculé que, sumergiéndome en un mar de belleza, rodeándome de mármoles rítmicos hasta desaparecer detrás de sus entrelazadas apariencias, como en medio de un ballet inmóvil y fragmentario en el que cada cosa, la lisura de una frente, el arco de un brazo, la proporción de un pecho suscitaba emociones que aliaban a la poesía con las matemáticas, lograría olvidarme de mí mismo.
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Transcripción de Manuel Mujica Láinez, Bomarzo
Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1974, pág.24
Es difícil olvidarse de uno…”uno” no se deje atrás fácilmente y por mucho que descosamos nuestras sombras la fortuna siempre esta de parte del hilo áspero y no de la quirúrgica tijera…
ResponderBorrarPero…la constancia de frutos y las huidas, con/sin alas de cera…son frutos que antes o después dejaran de estar verdes.
Un saludo.
javier
http://lalluviaoculta.blogspot.com/