Ciudad
Recuerda: por suerte toda ciudad
tiene límites
tiene una última calle
un último edificio
un último tuerto en su miserable
puerta de atrás
Corre y no olvides
cerrar la puerta al salir
Ultimas habitaciones
madre, uno se va llenando de muertos
y no sabe qué hacer
quién me trajo, quién te trajo a ti
a estas estancias, tan solas, tan llenas de ruido
el pájaro enloquece en su vuelo ¿y mis alas?
madre, estoy solo en mi habitación
bajo un sol negro, queriendo inútilmente
calentarme los pies con la llamita de un fósforo:
la piedra, madre, vive su eternidad
el corazón late despacio hacia la muerte
¿dónde por qué la herida?
el miedo habita bajo las cosas
Madre: ¿qué dulces sustancias beben ellos, que sonríen?
Puertas entornadas
Y así, dejando caer los párpados, lentamente, al tiempo que las piernas caen también escaleras abajo. Un gato cruza el sueño, pero muere antes de lograr la esquina. Un niño lleva en sus manos el corazón de su padre. "Por ti es alada la mañana" y dice y llora, bajo la luz de un farol. Este es el sueño de una calle, de una sola calle. Mientras afuera, cae la lluvia, y cae la tarde. Y el mundo cae.
Sólo que quizá, sólo que entonces, tu bello gesto de girar la llave en la puerta de mi casa.
Sólo que quizá, sólo que entonces, tu bello gesto de girar la llave en la puerta de mi casa.
En Azul, al filo de los cuerpos, 1986
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