22 de abril de 2008

Graciela Quintana - Textos recién descubiertos




La mirada negra
resiste el homenaje
de los que
envejeciendo
juegan
con los duelos.
Digo tu nombre
sin heridas
y camino invisible
junto a tu orilla
de inocente náufrago.


***


Pesadilla


Desgarra
las rodillas
del sueño
y lo cabalga.
Una cabeza
de silencio
come las almohadas,
me mira
con aliento
de huida.


***


Lobo entregado
al clavo
de mis dientes
El viento
abre las puertas,
los solitarios
rezan
y toman
un café
ante el hombre oscuro
que desnuda
el saxo.


***

El viento
abre las puertas,
los solitarios
rezan
y toman
un café
ante el hombre oscuro
que desnuda
el saxo.
Oscilan las lámparas
De la memoria.
Hurgan en los bolsillos
un delito
un amor.


***

En el borde
del silencio
tu boca ociosa
puntual
calla la desnudez
de un amor
sin pacto.


***


La hija del maíz
recoge la semilla
y el semen en canastos.
Quema a sus dioses
con chalas
y vestidos.
Se han templado
las cuerdas
con aliento
de hierro.
Desde al arco
sepultan
desnuda
a la serpiente.


Graciela Quintana, Córdoba -Argentina-, 1952


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