ni acercarme
ni consumar en mi lengua
los pecados de su historia
me hago a fuerza de extenderme
por donde nadie pasa ya
me vigila un párpado
un monte
una mujer de sal
*
uno se queda
transitando
los mismo lugares
somos
pesadillas futuras
retazos
de un océano
detenido en la boca
*
alzas
el viejo candelabro
repitiendo las plegarias
de nuestras fiestas
más temidas
hundes
en tu frente
el amargo pudor
de haber sido
una extraña
sitio de gloria
En Luba, Caracas, 1988
a esto
le llaman fugarse
pero
—insisto—
lo que duele
lo que asusta
no es la herida cerrada en la mesa
ni el vientre asombrado de una virgen
hablo de mecerse
y dejar caer el deseo
arrojarse uno
con todo y cuerpo
con la lengua recorriendo
un país de sexos inválidos
sin perderse
sin admitir apodos
asuntos indebidos
sin aferrarse
a esos muros sostenidos en la carne
a fuerza de ciudad
En A fuerza de Ciudad, Caracas
uno termina amando
el fastidio de los cuerpos
se nos llama santas
o putas
el caso es que andamos
por allí
intentando un homenaje
de techos bajos
un descuido
de lo indecible
Gracias PAT,por este descubrimiento de J.Goldberg, muestra de la palabra inacabable, medium que conecta con algo común y que lo hace reconocible.
ResponderBorrarTanto me queda por conocer...
Teotiste