A esta hora
la queja de su silencio.
Mi cuerpo es una ola
que busca acantilados.
*
Ardo, ardo y tú no me ves.
Tú ves la noche, el tejido
de ausencia que vigila
la frontera que me legas.
*
Ya los párpados cerrados
y la clepsidra del sueño
evaporando el tiempo.
*
Un ave de algodón entre las manos.
Las sierpes de tu lengua
en mi costado.
Confitura, néctar,
jinete en el cenit cabalgando.
*
Caballo que el quiebro
de las columnas desea.
animal casto. Grande porte.
¡Jaque!
…y sea el crepúsculo del dragón.
*
Graves atributos, por los caminos
de los calvarios, para siempre
de la noche.
Del otro lado, tal vez, la voluntad
triste del retorno.
En Ejercicio de opacidadesMadrid, adamaRamada, 2006
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