No podemos existir siempre con la máxima intensidad, y por eso retardamos de pronto nuestro pensar y actuar (sentir), a fin de que, al cabo de cierto tiempo, podamos pensar, actuar con intensidad aún mayor, sentir; de esa forma, llegamos con el tiempo a una intensidad cada vez mayor, mientras no traspasamos el límite, el límite exterior, no estamos locos, así Roithamer. Contemplando la rosa de papel amarilla, y nada más (3 de junio). Vamos siempre demasiado lejos, para no quedarnos cortos, siempre hacemos realidad lo que nos hemos propuesto, la desconsideración hacia todo y, sobre todo, hacia nosotros mismos, hasta el límite extremo, sin traspasar ese límite, así Roithamer. Todo siempre hasta el límite extremo, no nos asustamos de él, como no nos asustamos de la muerte. Un día, en un solo instante, atravesamos el límite extremo, pero el momento no ha llegado aún. Conocemos el método, pero el momento no lo conocemos. Da igual si vuelvo a Inglaterra desde Austria o a Austria desde Inglaterra, así Roithamer.
Seguimos teniendo una razón para no atravesar el límite extremo. Nos sentimos tentados de hacerlo, pero no lo hacemos, así Roithamer, continuamente pensamos en hacerlo, en no hacerlo, consecuencia inconsecuencia, hasta que atravesamos el límite extremo. La ciencia por una parte, mi proyecto, el Cono, por otra, la felicidad suprema/infelicidad suprema, no hemos logrado más que lo que todos los demás lograron también, al realizar y terminar lo extraordinario, nada más que estar solos. Cuando, además de su propio peso, actúan sobre un cuerpo fuerzas exteriores, se vuelca sobre un lado de la superficie de apoyo, cuando la línea de acción de la llamada resultante de todas las fuerzas activas corta el plano de base fuera de la superficie de apoyo, en caso de equilibrio estable, la llamada resultante cae dentro de la superficie de apoyo y, en caso de equilibrio inestable, la encuentra exactamente en un lado de la superficie de apoyo, exactamente en la arista del vuelco, exactamente en la arista del vuelco subrayado. Siempre fuimos demasiado lejos, así Roithamer, y por eso siempre fuimos hasta el límite extremo. Pero atravesarlo no lo atravesamos. Cuando lo haya atravesado una vez, todo habrá acabado, así Roithamer, todo subrayado. Estamos siempre orientados al momento determinado, momento determinado subrayado. Si el momento llega, no sabemos que el momento ha llegado, pero es el momento oportuno. Podemos existir con la máxima intensidad mientras vivimos, así Roithamer (7 de junio). El fin no es ningún proceso. Claro del bosque.
Thomas Bernhard, Corrección
Traducción de Miguel Sáenz
Madrid, Editorial Debate, 1992
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