Thomas Bernhard: Cinco textos de "El imitador de voces"

17 de junio de 2013




Imaginación

Cerca del barrio copto de El Cairo nos llamaron la atención calles enteras en cuyas casas de cuatro y cinco pisos se criaban miles de gallinas y cabras y hasta cerdos. Intentamos imaginarnos qué se oiría si esas casas ardieran.



Fines científicos

Un peluquero que se volvió loco de pronto y, en su salón de Londres, le cortó la cabeza con una navaja a un duque, al parecer perteneciente a la familia real, y que está ahora en el manicomio de Reading, que fue en otro tiempo la famosa cárcel de Reading, se ha manifestado dispuesto, al parecer, a legar su cabeza para fines científicos que, en su opinión, serán premiados en ocho o diez años al menos, por la Academia de Estocolmo, con el premio Nobel.



Difamación

Dos filósofos, sobre los que se han publicado ya más escritos que los suyos propios y que, después de no haberse visto durante decenios, se encontraron de nuevo un día, precisamente en la Casa de Goethe en Weimar, adonde, como es natural, cada uno por su cuenta y desde direcciones opuestas, se habían dirigido con el único fin de conocer mejor las costumbres de Goethe, lo que les había causado a los dos, porque era invierno y, por consiguiente, hacía mucho frío, las mayores dificultades, se aseguraron, en ese encuentro inesperado y realmente para los dos penoso, su mutua estimación y respeto, y se anunciaron también mutuamente, en seguida, que inmediatamente, en cuanto volvieran a casa, se sumergirían en los escritos del colega con la intensidad que esos escritos requerían y se merecían. Sin embargo, cuando uno de ellos dijo que, en el periódico que, en su opinión, era el mejor, hablaría de su encuentro en la Casa de Goethe en Weimar, como era natural en forma de ensayo filosófico, el otro se opuso al instante, calificando de difamación el propósito de su colega.



Como Robert Schumann

Como motivo del suicidio de su hermano, un médico de Wels, con el que en otro tiempo fui a la escuela primaria y que se vio alejado cada vez más por la medicina de sus aptitudes intelectuales y artísticas, siendo absorbido por su profesión, como especulación total con el cuerpo humano, me dio el que ese hermano, durante toda su vida, sufrió por haber encontrado a una compositora y pianista de concierto, como decía él, sumamente dotada, la cual poco a poco, reprimió primero y luego, realmente, suprimió el talento de él, que al parecer era extraordinario, con el suyo, lo que me recuerda al infeliz y genial Roberto Schumann.



Correo

Años aún después de haber muerto nuestra madre, el correo nos traía cartas dirigidas a ella. El correo no se había enterado de su muerte.






El imitador de voces (1978)
Trad. Miguel Sáenz
Madrid, Alianza Editorial, 2010
Foto: Thomas Bernhard, Obernathal 1966 - Foto: J. Barth © sepp dreissinger


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