Luis Jiménez Hernández - En los pinos
5 de diciembre de 2007
Ella. Prefiere que la violen en los pinos. En la madrugada anhela los golpes en la cara de cualquier soldador, obrero del proletariado con un puño como el puño de dios. En los pinos sus quejidos rebotan en el eco del aire que viene del mar o se van por la ciudad como una ola de sal en la esperanza. Prefiere los pinos. Allí: donde dejó caer la cabeza del primer violador.
En 400 millas más adentro
Cuba, 2007