Thomas Bernhard: «Corrección» (Fragmento)

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Debemos recurrir siempre a todo, agotarlo. Cuando nos ocupamos de lo que se llama un objeto intelectual y ese objeto intelectual es tan grande que tiene toda nuestra fascinación, tenemos que estar completamente solos en nuestra habitación (en la buhardilla de los Höller) o donde nos encontremos en ese momento, aun cuando (en realidad) no nos encontremos en la buhardilla de los Höller, en la buhardilla de los Höller, hacer del lugar en que nos encontramos en ese momento con ese objeto intelectual la buhardilla de los Höller, no debemos tolerar la menor distracción y, aunque nos distraiga el ser que nos está próximo (hermana), debemos evitar todo lo que perjudique o pudiera perjudicar el ocuparnos de ese objeto intelectual y, por tanto, pudiera destruir, aniquilar y extinguir ese objeto intelectual nuestro que nos fascina, porque un objeto así es destruido y aniquilado y extinguido enseguida, y es siempre sólo el único objeto intelectual, único subrayado. Retener ese objeto intelectual hasta que los dominemos, así Roithamer, dominemos subrayado. Intentemos de concebir Altesam, de comprenderlo y, poco a poco, concebir y comprender todo lo relacionado con Altesam, especialmente todo lo que se refiere a mi padre, intentar una y otra vez llegar a las causas y, a partir de esas causas, a los efectos de esas causas, porque con agudeza de pensamientos y de sentimientos por una parte, y con hipocresía de pensamiento y de sentimientos por otra, nada puede comprenderse ni aclararse completamente, y porque tengo que decirme siempre que todo eso es desde mi punto de vista, no desde el punto de vista de los otros, siempre solo desde mi punto de vista, desde el punto de vista de los otros es algo completamente distinto, probablemente lo opuesto. Pero lo opuesto no es tarea mía.

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En Corrección
Trad. de Miguel Sáenz
Barcelona, Colección Debate, 1992, pag. 262

Foto: Bernhard por  Sepp Dreissinger