Marcel Proust
Por el camino de Swann (fragmento)

11 de junio de 2007




Mucho tiempo he estado acostándome temprano. A veces, apenas había apagado la bujía, cerrábanse mis ojos tan presto, que ni tiempo tenía para decirme: "Ya me duermo". Y media hora después despertábame la idea de que ya era hora de ir a buscar el sueño; quería dejar el libro, que se me figuraba tener aún entre las manos, y apagar de un soplo la luz; durante mi sueño no había cesado de reflexionar sobre lo recién leído, pero era muy particular el tono que tomaban esas reflexiones, porque me parecía que yo pasaba a convertirme en el tema de la obra, en una iglesia, en un cuarteto, en la rivalidad de Francisco I y Carlos V. Esta figuración me duraba aún unos segundos después de haberme despertado: no repugnaba a mi razón, pero gravitaba como unas escamas sobre mis ojos sin dejarlos darse cuenta de que la vela ya no estaba encendida. Y luego comenzaba a hacérseme ininteligible, lo mismo que después de la metempsicosis pierden su sentido los pensamientos de una vida anterior; el asunto del libro se desprendía de mi personalidad y yo ya quedaba libre de adaptarme o no a él; enseguida recobraba la visión, todo extrañado de encontrar en torno mío una oscuridad suave y descansada para mis ojos, y aún más quizá para mi espíritu, al cual se aparecía esta oscuridad como una cosa sin causa, incomprensible, verdaderamente oscura. Me preguntaba qué hora sería; oía el silbar de los trenes que, más o menos en la lejanía y señalando las distancias, como el canto de un pájaro en el bosque, me describía la extensión de los campos desiertos por donde un viandante marcha de prisa hacia la estación cercana; y el caminito que recorre se va a grabar en su recuerdo por la excitación que le dan los lugares nuevos, los actos desusados, la charla reciente, los adioses de la despedida que le acompañan aún en el silencio de la noche y la dulzura próxima del retorno.







En busca del tiempo perdido, tomo I
Traducción Pedro Salinas
Foto: Marcel Proust playing air guitar on a tennis racket c.1892
Rue des Archives Sin fecha


2 comentarios:
Jean Pierre Frederick 20 de junio de 2007, 12:50 p.m.  

A prósito de algunas coincidencias con Proust (que le invito a leer en mi blog), he hallado coincidentemente este fragmento. Buen Blog. Saludos desde Chile.




Jean Pierre Frederick

Amalia Pedemonte 25 de octubre de 2007, 12:38 a.m.  

Buenaventura, Patricia:
Todo es presente condensado en un trozo de magdalena , mojada en té... Le temps perdu es en ese momento temps retrouvé. Un gusto visitarte...
Espero que coincidas en este post de Bergson , que te dará pautas específicas de la filosofía vitalista de la cual, por cierto, estaba muy allegado Marcel Proust:

http://aquileana.wordpress.com/wp-admin/post.php?action=edit&post=384

Saludos, Aquileana

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