Jacqueline Goldberg - Pequeñísima antología

1 de abril de 2007


ni acercarme
ni consumar en mi lengua
los pecados de su historia

me hago a fuerza de extenderme
por donde nadie pasa ya

me vigila un párpado
un monte
una mujer de sal


*


uno se queda
transitando
los mismo lugares


somos
pesadillas futuras


retazos
de un océano
detenido en la boca


*


alzas
el viejo candelabro
repitiendo las plegarias
de nuestras fiestas
más temidas


hundes
en tu frente
el amargo pudor
de haber sido
una extraña
sitio de gloria

En Luba, Caracas, 1988


a esto
le llaman fugarse
pero
—insisto—
lo que duele
lo que asusta
no es la herida cerrada en la mesa
ni el vientre asombrado de una virgen

hablo de mecerse
y dejar caer el deseo

arrojarse uno
con todo y cuerpo
con la lengua recorriendo
un país de sexos inválidos
sin perderse
sin admitir apodos
asuntos indebidos
sin aferrarse
a esos muros sostenidos en la carne
a fuerza de ciudad

En A fuerza de Ciudad, Caracas


uno termina amando
el fastidio de los cuerpos


se nos llama santas
o putas


el caso es que andamos
por allí
intentando un homenaje
de techos bajos


un descuido
de lo indecible

En Trastienda, Caracas, 1991

1 comentarios:
Anónimo 8 de abril de 2007, 8:55 p.m.  

Gracias PAT,por este descubrimiento de J.Goldberg, muestra de la palabra inacabable, medium que conecta con algo común y que lo hace reconocible.
Tanto me queda por conocer...

Teotiste

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